22/03/2017, 15:40
Era una calurosa mañana. El sol brillaba con fuerza, casi con ira, cociendo lentamente todo lo que no pudiera refugiarse de sus poderosos rayos. Los hongos del bosque despedían un olor extraño, vicioso e incluso sofocante, producto, sin lugar a dudas, de su exposición al astro rey.
La figura de un joven de cabellos morenos y ojos de color ocre oscuro podía ser vislumbrada sobre las copas de los hongos, saltando de "árbol" en "árbol" a gran velocidad. Vestía con un kimono blanco acompañado de un hakama negros. Era obvio que tenía calor: varias gotas de sudor se desplazaban por su frente, presas de la gravedad. Podría desplazarse a altura del suelo, eso lo protegería del sol, no obstante, la visibilidad era casi nula, le resultaba más complicado avanzar y además la miasma era mucho peor en ese nivel.
Se detuvo sobre un hongo especialmente grande, multicolor, miró a los lados y finalmente suspiró.
—¿Me he perdido? Ya debería de haber llegado a Tane-Shigai, creo —se dijo a sí mismo, su voz tintada de preocupación—. Hongos y hongos, mires hacia donde mires. ¡Puñeteros hongos!
Malhumorado, pisoteó con rabia la seta sobre la que se encontraba. De forma casi imperceptible, estimulada debido al brusco contacto exterior, la ya mencionada soltó una nube de esporas amarillentas en pos de defenderse. Ralexion las inhaló sin ser consciente de ello, y sin pena ni gloria, una extraña euforia comenzó a apoderarse de su psique.
—Ahora que lo pienso, algunos de estos hongos parecen una p... —no pudo terminar la soez afirmación, empezó a reírse y reírse, sin tener control alguno sobre ello.
En primera instancia, el Uchiha se rió de corazón, pero cuando comprobó que no podía parar unos pocos instantes más tarde, empezó a preocuparse -a pesar de que sus carcajadas no se detenían-.
La figura de un joven de cabellos morenos y ojos de color ocre oscuro podía ser vislumbrada sobre las copas de los hongos, saltando de "árbol" en "árbol" a gran velocidad. Vestía con un kimono blanco acompañado de un hakama negros. Era obvio que tenía calor: varias gotas de sudor se desplazaban por su frente, presas de la gravedad. Podría desplazarse a altura del suelo, eso lo protegería del sol, no obstante, la visibilidad era casi nula, le resultaba más complicado avanzar y además la miasma era mucho peor en ese nivel.
Se detuvo sobre un hongo especialmente grande, multicolor, miró a los lados y finalmente suspiró.
—¿Me he perdido? Ya debería de haber llegado a Tane-Shigai, creo —se dijo a sí mismo, su voz tintada de preocupación—. Hongos y hongos, mires hacia donde mires. ¡Puñeteros hongos!
Malhumorado, pisoteó con rabia la seta sobre la que se encontraba. De forma casi imperceptible, estimulada debido al brusco contacto exterior, la ya mencionada soltó una nube de esporas amarillentas en pos de defenderse. Ralexion las inhaló sin ser consciente de ello, y sin pena ni gloria, una extraña euforia comenzó a apoderarse de su psique.
—Ahora que lo pienso, algunos de estos hongos parecen una p... —no pudo terminar la soez afirmación, empezó a reírse y reírse, sin tener control alguno sobre ello.
En primera instancia, el Uchiha se rió de corazón, pero cuando comprobó que no podía parar unos pocos instantes más tarde, empezó a preocuparse -a pesar de que sus carcajadas no se detenían-.