22/03/2017, 19:40
La desesperada risa del genin, la cual estaba provocándole un interesante dolor de mandíbula, se fue calmando de la misma manera en la que había aparecido: sin motivo aparente. Ralexion tomó aire, más que sorprendido. Alzó la vista y comprobó que a su alrededor flotaban esferas de distintos colores -y que iban cambiando aleatoriamente, además-. El cielo también mostraba un tono distinto a su típico azul, se trataba de un violeta rojizo que le hacía daño en los ojos.
—¿Qué...? —no pudo decir más, se encontraba atónito.
Escuchó una voz no demasiado lejos de él. Le dijo algo así como "me encantan las sandías rellenas de estiércol". Las palabras sonaban algo distorsionadas. El Uchiha se puso en guardia, sorprendido de que se le hubiera podido acercar alguien sin haber sentido un solo indicio de ello.
Giró su campo de visión hacia la derecha, y junto a él encontró un "algo" que le aterró tanto que cayó de espaldas y se empezó a arrastrar con todo su cuerpo en pos de alejarse de aquel engendro del abismo.
Se trataba de un "humano", o al menos tenía aspecto humanoide, pero gozaba de tres cabezas, un sombrero de copa en cada una de ellas. Iba desnudo, o al menos lo parecía, ya que el pelo de su pecho -de tonalidades rubio platino- era tanto y tan espeso que le cubría todo el torso, la cintura y gran parte de las piernas -de las cuales tenía seis, extrañamente, y ningún brazo visible-.
El moreno se quedó paralizado, con los ojos como platos, una expresión de auténtico horror en su faz...
—¿Qué...? —no pudo decir más, se encontraba atónito.
Escuchó una voz no demasiado lejos de él. Le dijo algo así como "me encantan las sandías rellenas de estiércol". Las palabras sonaban algo distorsionadas. El Uchiha se puso en guardia, sorprendido de que se le hubiera podido acercar alguien sin haber sentido un solo indicio de ello.
Giró su campo de visión hacia la derecha, y junto a él encontró un "algo" que le aterró tanto que cayó de espaldas y se empezó a arrastrar con todo su cuerpo en pos de alejarse de aquel engendro del abismo.
Se trataba de un "humano", o al menos tenía aspecto humanoide, pero gozaba de tres cabezas, un sombrero de copa en cada una de ellas. Iba desnudo, o al menos lo parecía, ya que el pelo de su pecho -de tonalidades rubio platino- era tanto y tan espeso que le cubría todo el torso, la cintura y gran parte de las piernas -de las cuales tenía seis, extrañamente, y ningún brazo visible-.
El moreno se quedó paralizado, con los ojos como platos, una expresión de auténtico horror en su faz...