23/03/2017, 11:40
Mientras tanto, en el fantástico mundo de las visiones alucinógenas, el Uchiha estaba pasando la mayor odisea de su vida. Se trataba de una experiencia con unas subidas y bajadas similares a las de una montaña rusa.
El extraño ser que se encontraba frente a él realizó un sonido peculiar, similar a una pedorreta. Del interior de la mata de pelo que le surgía del pecho sacó lo que parecía ser un gusano vivo, que procedió a llevarse a la boca de la cabeza central. Lo metió hasta la mitad, dejando que el trozo restante quedara a la vista y colgando de sus labios. Asqueado, Ralexion continuó alejándose sin ser consciente de que estaba muy cerca de golpearse con un hongo cercano o peor, caerse desde esa altura.
—Ahora te voy a contar un chiste y te va a encantar —aseguró el tricéfalo, alzando hacia delante uno de sus pies— ¿Por qué enterraron al bombero detrás de la colina?
El moreno se quedó quieto. De entre todas las cosas, no esperaba que una abominación tan horripilante se pusiera a contarle chistes. Era una situación tan surrealista que le picó la curiosidad.
—¡Porque estaba MUERTO!
En condiciones normales, no se habría reído. Pero no hace falta decir que no lo eran, ni mucho menos. Por algún misterioso motivo, su miedo se desvaneció, transformándose en otro ataque de risa, producto, quizás, de las esporas. Necesitó agarrarse el estómago por puro acto reflejo, retorciéndose en el suelo, sin parar de carcajearse.
El extraño ser que se encontraba frente a él realizó un sonido peculiar, similar a una pedorreta. Del interior de la mata de pelo que le surgía del pecho sacó lo que parecía ser un gusano vivo, que procedió a llevarse a la boca de la cabeza central. Lo metió hasta la mitad, dejando que el trozo restante quedara a la vista y colgando de sus labios. Asqueado, Ralexion continuó alejándose sin ser consciente de que estaba muy cerca de golpearse con un hongo cercano o peor, caerse desde esa altura.
—Ahora te voy a contar un chiste y te va a encantar —aseguró el tricéfalo, alzando hacia delante uno de sus pies— ¿Por qué enterraron al bombero detrás de la colina?
El moreno se quedó quieto. De entre todas las cosas, no esperaba que una abominación tan horripilante se pusiera a contarle chistes. Era una situación tan surrealista que le picó la curiosidad.
—¡Porque estaba MUERTO!
En condiciones normales, no se habría reído. Pero no hace falta decir que no lo eran, ni mucho menos. Por algún misterioso motivo, su miedo se desvaneció, transformándose en otro ataque de risa, producto, quizás, de las esporas. Necesitó agarrarse el estómago por puro acto reflejo, retorciéndose en el suelo, sin parar de carcajearse.