24/03/2017, 02:23
(Última modificación: 24/03/2017, 02:23 por Amedama Daruu.)
—Podría decirse que me han dado calabazas —dijo una enorme calabaza con brazos y piernas.
Dios.
A Daruu toda la escena le resultó tan graciosa que no pudo sino echarse a reír, tumbado sobre la hierba, rodando hacia un lado y hacia el otro riendo como un crío.
—Ay, madre mía, ¿pero qué haces? —decía, todavía limpiándose un lagrimón del ojo—. Hola. Oye, ¿hay alguna persona detrás de esa calabaza? ¿Qué haces por aquí, en el fondo del cañón, cargando eso, tío?
Dios.
A Daruu toda la escena le resultó tan graciosa que no pudo sino echarse a reír, tumbado sobre la hierba, rodando hacia un lado y hacia el otro riendo como un crío.
—Ay, madre mía, ¿pero qué haces? —decía, todavía limpiándose un lagrimón del ojo—. Hola. Oye, ¿hay alguna persona detrás de esa calabaza? ¿Qué haces por aquí, en el fondo del cañón, cargando eso, tío?