24/03/2017, 02:43
El joven que le susurraba a las calabazas se detuvo de pronto cuando escuchó una voz, proveniente de un lugar no identificado -ya que no podía ver apenas delante de él o a los lados, se guíaba por lo que podía ver entre sus piernas-, con tal brusquedad que casi se le cae la hortaliza de las manos, lo cual habría sido un auténtico marrón, pues probablemente su carga se habría partido al aterrizar y con ello tendría la fortuna de capear la reprimenda de los granjeros.
—¿H-hola? Lo siento, no puedo ver mucho —expresó con incomodidad, tratando de sacar un ojo por uno de los laterales de la calabaza—. Pues estoy ayudando a los campesinos con la cosecha. Soy un ninja, pero me ha caído este tipo de misión rango D. Mano de obra barata.
Ralexion era un poco tonto, desde luego. En lugar de continuar con su travesía o dejar la hortaliza en el suelo para poder charlar como un ser humano normal, se quedó quieto y respondió a Daruu sin mejorar su situación o pararse a pensar en ello, a pesar de que los brazos y las piernas le temblablan.
—¿H-hola? Lo siento, no puedo ver mucho —expresó con incomodidad, tratando de sacar un ojo por uno de los laterales de la calabaza—. Pues estoy ayudando a los campesinos con la cosecha. Soy un ninja, pero me ha caído este tipo de misión rango D. Mano de obra barata.
Ralexion era un poco tonto, desde luego. En lugar de continuar con su travesía o dejar la hortaliza en el suelo para poder charlar como un ser humano normal, se quedó quieto y respondió a Daruu sin mejorar su situación o pararse a pensar en ello, a pesar de que los brazos y las piernas le temblablan.