26/03/2017, 13:47
¿Y quién no había oído hablar de las extrañas ocurriencias que acontecían todas las noches en el tan propiamente bautizado "Lago de los Llantos"? Ralexion, desde luego, lo había hecho. Dicen que la curiosidad mató al gato, pero el Uchiha no prestaba atención a tales dichos de viejas sin sustancia. Adoraba las historietas de miedo, necesitaba vivirlo por sí mismo.
Por esa misma razón, un buen día que decidió tomarse un respiro de la vida de ninja, preparó una inocente excursión al lago. Se vistió con una camiseta de manga corta y color negro simple, adornada con un personaje de uno de sus mangas, unos pantalones cortos de color blanco y sus habituales sandalias. Tomó una mochila y metió su tantō, sus shurikens y su bomba de humo, además de varias bolsas de snacks y un farol de mano, para poder orientarse en la oscuridad de la noche. Se aseguró de dejar su protector de Uzushiogakure en casa.
Su madre no estaba muy contenta con la idea del moreno, pero lo dejó marchar. Así pues, Ralexion se puso en marcha. Dos días después, cuando ya estaba atardeciendo, alcanzó su objetivo. Observó el lago, prestando especial atención a la isla que había en su centro. También la exploraría, pero quizás al día siguiente. En primer lugar quería familiarizarse con los alrededores y ver qué ocurría por la noche a las orillas.
Se aproximó a un árbol que se encontraba a unos 3 metros del agua. Era bien robusto, así que se decidió usarlo como su "base de operaciones" mientras se encontrara allí; un lugar alto y seguro donde dormir, más que nada.
Se sentó, apoyando su espalda sobre el tronco del vegetal. De la mochila tomó una bolsa de patatas fritas, la abrió y con semblante abstraído comenzó a comer. «Ahora solo queda esperar hasta que anochezca del todo... debería de haberme traído un manga o algo».
Por esa misma razón, un buen día que decidió tomarse un respiro de la vida de ninja, preparó una inocente excursión al lago. Se vistió con una camiseta de manga corta y color negro simple, adornada con un personaje de uno de sus mangas, unos pantalones cortos de color blanco y sus habituales sandalias. Tomó una mochila y metió su tantō, sus shurikens y su bomba de humo, además de varias bolsas de snacks y un farol de mano, para poder orientarse en la oscuridad de la noche. Se aseguró de dejar su protector de Uzushiogakure en casa.
Su madre no estaba muy contenta con la idea del moreno, pero lo dejó marchar. Así pues, Ralexion se puso en marcha. Dos días después, cuando ya estaba atardeciendo, alcanzó su objetivo. Observó el lago, prestando especial atención a la isla que había en su centro. También la exploraría, pero quizás al día siguiente. En primer lugar quería familiarizarse con los alrededores y ver qué ocurría por la noche a las orillas.
Se aproximó a un árbol que se encontraba a unos 3 metros del agua. Era bien robusto, así que se decidió usarlo como su "base de operaciones" mientras se encontrara allí; un lugar alto y seguro donde dormir, más que nada.
Se sentó, apoyando su espalda sobre el tronco del vegetal. De la mochila tomó una bolsa de patatas fritas, la abrió y con semblante abstraído comenzó a comer. «Ahora solo queda esperar hasta que anochezca del todo... debería de haberme traído un manga o algo».