26/03/2017, 20:42
Había que aceptar que ya había pasado un tiempo desde su graduación y también desde que se pasaba por el edificio del Morikage, probablemente la última vez habría sido cuando… Cuando ni siquiera hacía uso de la razón, no sería sorpresa que Kenzou le dedicase una reprimenda por haber estado tanto tiempo sin pasarse y más aún por haberse perdido en el país de la tormenta por tanto tiempo.
~Pero que va, si le pido misión tendría que alegrarse. ~Pensaba la pelirroja quien ya se encaminaba hacia el vistoso edificio vistiendo su típico conjunto aunque sin la gabardina que por la temperatura que hacía poco le aportaba.
Siendo sinceros la chica no estaba muy nerviosa al respecto, si bien era su primera vez solicitando una misión y por ende cumpliendo con alguna de dichas tareas, sabía perfectamente que le asignarían algo de un rango excesivamente bajo y sencillo de hacer incluso para inútiles como lo era ella. Sin mencionar que constaba en su subconsciente que no había hecho absolutamente nada malo.
—Salvo compartir habitación con un chico de otra aldea. —Afirmó un ente espectral que acompañaba a la kunoichi mientras se internaba en el edificio.
—El tipo durmió en un rincón así que no importa. —Respondió a desgano la menor.
Justo en ese momento la chica pasaba por el umbral de la puerta de ingreso al edificio y lo primero que haría sería acercarse al mostrador donde debía de informar de sus intenciones antes de adentrarse en busca de la oficina del Morikage, después de todo podría terminar en problemas si sencillamente entraba de golpe a dicha habitación.
—Buen día, quería solicitar una misión de rango D, soy Kazama Ritsuko. —Informó la chica algo adormilada y con los ojos algo pequeños.
Era temprano, con suerte había amanecido y las calles se hallaban prácticamente desiertas aunque poco a poco la gente iba saliendo de sus viviendas rumbo al trabajo, tal y como ella había hecho aunque su intención había sido la de evitar a tanta gente como le fuese posible y no cumplir con un horario puesto que no poseía tales cosas. Aunque puede que también aportase que no era un día tan bonito como podría haber sido, el cielo estaba repleto de oscuras nubes lo que dejaba en claro que en cualquier instante podría comenzar a llover y a causa de la humedad presente hacía algo de calor, de ahí que la chica decidiera obviar la gabardina que a no ser que lloviera realmente, terminaría por molestarla.
~Pero que va, si le pido misión tendría que alegrarse. ~Pensaba la pelirroja quien ya se encaminaba hacia el vistoso edificio vistiendo su típico conjunto aunque sin la gabardina que por la temperatura que hacía poco le aportaba.
Siendo sinceros la chica no estaba muy nerviosa al respecto, si bien era su primera vez solicitando una misión y por ende cumpliendo con alguna de dichas tareas, sabía perfectamente que le asignarían algo de un rango excesivamente bajo y sencillo de hacer incluso para inútiles como lo era ella. Sin mencionar que constaba en su subconsciente que no había hecho absolutamente nada malo.
—Salvo compartir habitación con un chico de otra aldea. —Afirmó un ente espectral que acompañaba a la kunoichi mientras se internaba en el edificio.
—El tipo durmió en un rincón así que no importa. —Respondió a desgano la menor.
Justo en ese momento la chica pasaba por el umbral de la puerta de ingreso al edificio y lo primero que haría sería acercarse al mostrador donde debía de informar de sus intenciones antes de adentrarse en busca de la oficina del Morikage, después de todo podría terminar en problemas si sencillamente entraba de golpe a dicha habitación.
—Buen día, quería solicitar una misión de rango D, soy Kazama Ritsuko. —Informó la chica algo adormilada y con los ojos algo pequeños.
Era temprano, con suerte había amanecido y las calles se hallaban prácticamente desiertas aunque poco a poco la gente iba saliendo de sus viviendas rumbo al trabajo, tal y como ella había hecho aunque su intención había sido la de evitar a tanta gente como le fuese posible y no cumplir con un horario puesto que no poseía tales cosas. Aunque puede que también aportase que no era un día tan bonito como podría haber sido, el cielo estaba repleto de oscuras nubes lo que dejaba en claro que en cualquier instante podría comenzar a llover y a causa de la humedad presente hacía algo de calor, de ahí que la chica decidiera obviar la gabardina que a no ser que lloviera realmente, terminaría por molestarla.