27/03/2017, 00:42
—Pues... déjeme que piense un poco... —alzó la mano izquierda, posando el índice sobre la mejilla— Es un gato de la raza Maine Coon. Es macho. Habitualmente en casa se porta bien, me hace mucha compañía. Tiene aproximadamente dos años. Como muchos de su raza, el pelo de la cabeza le crece de una manera que parece que tenga melena, como un leoncito. Su pelaje es de color gris con manchitas negras...
La mujer no pudo continuar hablando. De pronto, echó a llorar. Parecía que estaba muy afectada por la pérdida de su animal de compañía.
—Es que... echo mucho de menos a mi Mishifú... me lo regaló mi marido cuando nos casamos. Mi marido es comerciante de té, es muy rico, pero su trabajo le obliga a desplazarse mucho; a veces tanto que nos tenemos que mudar completamente de vivienda, y no nos vemos tanto como nos gustaría... no llevo viviendo en la villa más de dos semanas, y ahora ha pasado esto... —explicó entre sollozos, tapándose la faz con las manos— Además, el médico me dijo ayer que estoy embarazada y aún no he tenido oportunidad de decírselo a mi esposo... no puedo estar sola, me deprimo mucho... necesito a mi gatito de vuelta...
»No tengo ni idea de cómo ocurrió... un día me desperté y Mishifú ya no estaba... se solía pasear mucho por el barrio y por el jardín de la casa, pero siempre volvía... me da miedo que le haya pasado algo... si quieres una foto de él, hay una enmarcada en la estantería...
Meiko señaló, sin dejar de plañir, una imagen. En ella se podía ver a un gato muy bien cuidado y con aspecto algo señorial, con un pelaje tal cual había descrito la mujer.
Parecía que Ritsuko no tenía más remedio que tratar de utilizar sus habilidades como kunoichi para encontrar algún tipo de rastro proveniente del gato, ya fuera en el mencionado jardín o en los alrededores.
La mujer no pudo continuar hablando. De pronto, echó a llorar. Parecía que estaba muy afectada por la pérdida de su animal de compañía.
—Es que... echo mucho de menos a mi Mishifú... me lo regaló mi marido cuando nos casamos. Mi marido es comerciante de té, es muy rico, pero su trabajo le obliga a desplazarse mucho; a veces tanto que nos tenemos que mudar completamente de vivienda, y no nos vemos tanto como nos gustaría... no llevo viviendo en la villa más de dos semanas, y ahora ha pasado esto... —explicó entre sollozos, tapándose la faz con las manos— Además, el médico me dijo ayer que estoy embarazada y aún no he tenido oportunidad de decírselo a mi esposo... no puedo estar sola, me deprimo mucho... necesito a mi gatito de vuelta...
»No tengo ni idea de cómo ocurrió... un día me desperté y Mishifú ya no estaba... se solía pasear mucho por el barrio y por el jardín de la casa, pero siempre volvía... me da miedo que le haya pasado algo... si quieres una foto de él, hay una enmarcada en la estantería...
Meiko señaló, sin dejar de plañir, una imagen. En ella se podía ver a un gato muy bien cuidado y con aspecto algo señorial, con un pelaje tal cual había descrito la mujer.
Parecía que Ritsuko no tenía más remedio que tratar de utilizar sus habilidades como kunoichi para encontrar algún tipo de rastro proveniente del gato, ya fuera en el mencionado jardín o en los alrededores.