27/03/2017, 23:33
(Última modificación: 27/03/2017, 23:34 por Amedama Daruu.)
La calabaza con patas aminoró el paso durante unos segundos hasta pararse. Daruu tuvo que echarse para atrás con un pequeño botecito para que no le atropellase.
—¿H-hola? Lo siento, no puedo ver mucho —Le contestó una voz masculina, de niño. El extraño movía la cabeza para intentar ver por detrás de la enorme hortaliza, pero no se le ocurrió ni por un instante soltarla. Por lo que pudo ver, tenía el pelo negro, y los ojos de color avellana. No llegó a ver el símbolo de su bandana, pero para Daruu eso no era un problema. Activó el Byakugan sólo unos segundos, lo inspeccionó y volvió a desactivarlo—. Pues estoy ayudando a los campesinos con la cosecha. Soy un ninja, pero me ha caído este tipo de misión rango D. Mano de obra barata.
El muchacho no parecía peligroso. Pero era un genin de Uzushiogakure. Y los días atrás había tenido unas experiencias un tanto... poco satisfactorias, que habían protagonizado unos genin de Uzushio.
Daruu se debatió unos instantes con el corazón bombeándole en el pecho. Eri tampoco había parecido peligrosa ni mala persona, y sin embargo aquél chunin y aquél otro genin...
—Oye, ¿y quieres que te ayude? Yo también soy ninja, pero estaba tomándome unos días antes de volver a la aldea. Tengo la mañana libre —terminó accediendo, tras chasquear la lengua. Habían pasado unos días, y de todas formas juzgar a toda una aldea por un puto loco no le parecía adecuado. El genin no le había mostrado intención hostil alguna, y a decir verdad Eri parecía de verdad interesada en colaborar con él, no en dirigirle a una trampa mortal—. O puedes dejar ese maldito monstruo en el suelo y hablamos un rato, también. Te puedo ofrecer un vaso de agua o algún refresco. Es posible que no la hayas visto, ya sabes, por el calabazote, pero tengo una cabaña aquí al lado y tenemos de todo.
—¿H-hola? Lo siento, no puedo ver mucho —Le contestó una voz masculina, de niño. El extraño movía la cabeza para intentar ver por detrás de la enorme hortaliza, pero no se le ocurrió ni por un instante soltarla. Por lo que pudo ver, tenía el pelo negro, y los ojos de color avellana. No llegó a ver el símbolo de su bandana, pero para Daruu eso no era un problema. Activó el Byakugan sólo unos segundos, lo inspeccionó y volvió a desactivarlo—. Pues estoy ayudando a los campesinos con la cosecha. Soy un ninja, pero me ha caído este tipo de misión rango D. Mano de obra barata.
El muchacho no parecía peligroso. Pero era un genin de Uzushiogakure. Y los días atrás había tenido unas experiencias un tanto... poco satisfactorias, que habían protagonizado unos genin de Uzushio.
Daruu se debatió unos instantes con el corazón bombeándole en el pecho. Eri tampoco había parecido peligrosa ni mala persona, y sin embargo aquél chunin y aquél otro genin...
—Oye, ¿y quieres que te ayude? Yo también soy ninja, pero estaba tomándome unos días antes de volver a la aldea. Tengo la mañana libre —terminó accediendo, tras chasquear la lengua. Habían pasado unos días, y de todas formas juzgar a toda una aldea por un puto loco no le parecía adecuado. El genin no le había mostrado intención hostil alguna, y a decir verdad Eri parecía de verdad interesada en colaborar con él, no en dirigirle a una trampa mortal—. O puedes dejar ese maldito monstruo en el suelo y hablamos un rato, también. Te puedo ofrecer un vaso de agua o algún refresco. Es posible que no la hayas visto, ya sabes, por el calabazote, pero tengo una cabaña aquí al lado y tenemos de todo.