28/03/2017, 21:34
"El Agua es la calma, calma que a la mente humana le falta. El Agua es inalterable, siempre encuentra la manera de moldearse a su entorno, de cambiar para no ser destruido. El Agua puede ser agredida, pero mantendrá la compostura. El Agua puede ser impactada, pero volverá a la suavidad y a la armonía que la caracteriza.
El Agua es la calma, calma que a la mente humana le falta."
A la familia Sao le gustaba decir esa frase. No era raro, como maestros del agua y como científicos adoradores de Umi que eran, el agua era algo primordial para ellos. Creciendo con esa frase en su cabeza fue como habían logrado ser los más tranquilos del templo, los que mejor controlaban sus sentimientos, los hombres y mujeres con más calma del recinto.
Karamaru fue instruido por y para los cinco elementos, él tenía que seguir todas las tradiciones de las cuatro familias del templo y al igual que los Sao, esa frase la conocía bien. Vivía bajo la lluvia, una lluvia que lo calmaba cada vez que la veía. Pero cuando su mente se sentía perturbada, cuando sentía que se estaba incomodando, la eterna lluvia no era suficiente. Aún teniendo el mar al lado, los terrenos del Dios Umi tan cerca, necesitaba un gran impacto en la cabeza.
El País del Fuego tenía lo que buscaba. Sus largos ríos e incontables riscos le daban la oportunidad de tener cataratas, pequeñas sí, pero cataratas al fin. Eran suficientemente débiles para que uno pueda estar debajo pero lo suficientemente fuerte para diferenciarse la lluvia más torrencial.
Esa tarde de primavera el calvo se encontraba sentado bajo unas débiles y pequeñas cataratas, sobre una piedra que se encontraba justo en el cauce. Piernas cruzadas, manos juntas y ojos cerrados. Estaba cerca de un camino, no era raro que algún comerciante o transeúnte pasase por allí, pero junto al paso de comerciantes podía haber otro tipo de gente y Karamaru estaba alerta al peligro, aunque su mente estuviese en blanco.
El Agua es la calma, calma que a la mente humana le falta."
A la familia Sao le gustaba decir esa frase. No era raro, como maestros del agua y como científicos adoradores de Umi que eran, el agua era algo primordial para ellos. Creciendo con esa frase en su cabeza fue como habían logrado ser los más tranquilos del templo, los que mejor controlaban sus sentimientos, los hombres y mujeres con más calma del recinto.
Karamaru fue instruido por y para los cinco elementos, él tenía que seguir todas las tradiciones de las cuatro familias del templo y al igual que los Sao, esa frase la conocía bien. Vivía bajo la lluvia, una lluvia que lo calmaba cada vez que la veía. Pero cuando su mente se sentía perturbada, cuando sentía que se estaba incomodando, la eterna lluvia no era suficiente. Aún teniendo el mar al lado, los terrenos del Dios Umi tan cerca, necesitaba un gran impacto en la cabeza.
El País del Fuego tenía lo que buscaba. Sus largos ríos e incontables riscos le daban la oportunidad de tener cataratas, pequeñas sí, pero cataratas al fin. Eran suficientemente débiles para que uno pueda estar debajo pero lo suficientemente fuerte para diferenciarse la lluvia más torrencial.
Esa tarde de primavera el calvo se encontraba sentado bajo unas débiles y pequeñas cataratas, sobre una piedra que se encontraba justo en el cauce. Piernas cruzadas, manos juntas y ojos cerrados. Estaba cerca de un camino, no era raro que algún comerciante o transeúnte pasase por allí, pero junto al paso de comerciantes podía haber otro tipo de gente y Karamaru estaba alerta al peligro, aunque su mente estuviese en blanco.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘