28/03/2017, 22:45
Nai se había alojado aquella noche en una posada y al despertarse había encontrado a un mercader que viajaba hacia el País del Bosque, tras estar hablando un rato con el acepto el acompañarle por aquellos senderos tan peligrosos y así evitar que pudiese haber un ataque por parte de los bandidos que poblaban aquellos bosques. La joven no tuvo reparo en confesarle que era una monje guerrera para hacer que aquel hombre se sintiese mas seguro.
A las 9 de la mañana partieron en su viaje por el bosque, la joven no tenia el menor problema en acompañar a aquel hombre, ya que este le permitía y subida a su caravana y así el viaje se le haría mas corto y se cansaría menos, eran todo ventajas para la joven, pues ella lo único que tenia que hacer era protegerle en caso de que algo sucediese era proteger al hombre y a su mercancía.
La joven y el mercader a penas hablaban, el era un hombre callado y ella también prefería el silencio, no obstante tenia un mal presentimiento pues no sabia que mercancía llevaba aquel hombre al País del Bosque y la vez que se lo había preguntado no había obtenido respuesta, no obstante tampoco le importaba demasiado.
El carromato se estaba acercando a un lugar que poseía una pequeña catarata, cosa que se podía adivinar por el ruido que hacia el agua al caer, ademas de que con tanto silencio no era difícil de escucharlo, la joven se encontraba completamente inmóvil en la parte de atrás del carromato cuando este se detuvo de pronto y el hombre la llamo a gritos, ella se bajo de la parte de atrás y fue caminando hacia la parte delantera, una vez allí se encontró con que el hombre estaba agachado, intentando quitar un objeto que entorpecía la ruda del vehículo.
- Ven aquí y saca esto, que yo no puedo.-Dijo aquel hombre antes de apartarse y dejar paso a Nai.
Ella se agachó y pudo observar un objeto, este era un palo y estaba entre los radios de la rueda del carro, no obstante le extraño la forma en la que estaba atravesado, no podía haberse colocado ahí de manera natural, alguien tenia que haberlo colocado, pero...¿Quien? La joven no pudo pensar mas pues sintió como alguien se le abalanzaba, por suerte pudo reaccionar rápido y apartarse rodando por el suelo, para después mirar en la dirección donde se encontraba antes, pudiendo observar al mercader y a otros dos hombres armados que la miraban, al parecer todo había sido una trampa.
-Ya veo...-Musito la chica observando a aquellos tres sujetos.
De repente uno cargo hacia ella gritando y blandiendo una maza entre sus manos, la chica simplemente se concentro y se puso en guardia, esperando a que aquel hombre llegase mientras pronunciaba uno de sus mantras con el fin de tener buena fortuna en aquel combate.
-Dharma protegeme hoy en mi hora mas oscura...
A las 9 de la mañana partieron en su viaje por el bosque, la joven no tenia el menor problema en acompañar a aquel hombre, ya que este le permitía y subida a su caravana y así el viaje se le haría mas corto y se cansaría menos, eran todo ventajas para la joven, pues ella lo único que tenia que hacer era protegerle en caso de que algo sucediese era proteger al hombre y a su mercancía.
La joven y el mercader a penas hablaban, el era un hombre callado y ella también prefería el silencio, no obstante tenia un mal presentimiento pues no sabia que mercancía llevaba aquel hombre al País del Bosque y la vez que se lo había preguntado no había obtenido respuesta, no obstante tampoco le importaba demasiado.
El carromato se estaba acercando a un lugar que poseía una pequeña catarata, cosa que se podía adivinar por el ruido que hacia el agua al caer, ademas de que con tanto silencio no era difícil de escucharlo, la joven se encontraba completamente inmóvil en la parte de atrás del carromato cuando este se detuvo de pronto y el hombre la llamo a gritos, ella se bajo de la parte de atrás y fue caminando hacia la parte delantera, una vez allí se encontró con que el hombre estaba agachado, intentando quitar un objeto que entorpecía la ruda del vehículo.
- Ven aquí y saca esto, que yo no puedo.-Dijo aquel hombre antes de apartarse y dejar paso a Nai.
Ella se agachó y pudo observar un objeto, este era un palo y estaba entre los radios de la rueda del carro, no obstante le extraño la forma en la que estaba atravesado, no podía haberse colocado ahí de manera natural, alguien tenia que haberlo colocado, pero...¿Quien? La joven no pudo pensar mas pues sintió como alguien se le abalanzaba, por suerte pudo reaccionar rápido y apartarse rodando por el suelo, para después mirar en la dirección donde se encontraba antes, pudiendo observar al mercader y a otros dos hombres armados que la miraban, al parecer todo había sido una trampa.
-Ya veo...-Musito la chica observando a aquellos tres sujetos.
De repente uno cargo hacia ella gritando y blandiendo una maza entre sus manos, la chica simplemente se concentro y se puso en guardia, esperando a que aquel hombre llegase mientras pronunciaba uno de sus mantras con el fin de tener buena fortuna en aquel combate.
-Dharma protegeme hoy en mi hora mas oscura...