29/03/2017, 21:48
-Oh, es cierto, un refresco de naranja estará bien, gracias- ahora que el muchacho había hecho su petición, no le quedó más remedio que atenderla en la mayor brevedad posible.
—Entendido, caballero— el hombre se retiró de la mesa dejando a ambos jóvenes solos en aquella enorme terraza, aunque por la velocidad que llevaba al caminar parecía que no iba a ser mucho tiempo
—Disculpale, es un poco estirado pero es buena persona— intento mediar la chica —Es solo que cree que tiene la responsabilidad de cuidarme mientras no esté mi abuela conmigo— explicó la joven antes de dar otro sorbo a su bebida
-¿Y a qué te sueles dedicar usualmente, Izumi-chan?- una vez el camarero se hubo retirado, el joven decidió continuar la conversación por donde se habían quedado
—A estudiar, estudiar y más estudiar— respondió con pesar la joven —Casi que no tengo tiempo para entrenar...— se lamentó la muchacha —Estoy de medicina hasta el gorro...—
Un carraspeo anuncio la vuelta del camarero, al que no parecía hacerle gracia escuchar a Izumi quejarse sobre el noble arte que practicaba su familia —Aquí tiene caballero— deposito la bebida sobre la mesa, justo frente al muchacho, sobre un posa vasos —Si necesitan algo más estaré por aquí cerca— se alejo un par de metros, quedando a la espalda de la chica, sin perder de vista a su invitado
—Vaya, no me esperaba que nos dejase tanta libertad— comentó la joven que había perdido de vista al camarero
—Entendido, caballero— el hombre se retiró de la mesa dejando a ambos jóvenes solos en aquella enorme terraza, aunque por la velocidad que llevaba al caminar parecía que no iba a ser mucho tiempo
—Disculpale, es un poco estirado pero es buena persona— intento mediar la chica —Es solo que cree que tiene la responsabilidad de cuidarme mientras no esté mi abuela conmigo— explicó la joven antes de dar otro sorbo a su bebida
-¿Y a qué te sueles dedicar usualmente, Izumi-chan?- una vez el camarero se hubo retirado, el joven decidió continuar la conversación por donde se habían quedado
—A estudiar, estudiar y más estudiar— respondió con pesar la joven —Casi que no tengo tiempo para entrenar...— se lamentó la muchacha —Estoy de medicina hasta el gorro...—
Un carraspeo anuncio la vuelta del camarero, al que no parecía hacerle gracia escuchar a Izumi quejarse sobre el noble arte que practicaba su familia —Aquí tiene caballero— deposito la bebida sobre la mesa, justo frente al muchacho, sobre un posa vasos —Si necesitan algo más estaré por aquí cerca— se alejo un par de metros, quedando a la espalda de la chica, sin perder de vista a su invitado
—Vaya, no me esperaba que nos dejase tanta libertad— comentó la joven que había perdido de vista al camarero