31/03/2017, 10:20
Mientras que la rubia le confesaba lo que acababa de presenciar, el rostro de la anciana se volvía más y más pálido, ausentándose de color por unos segundos. Se quedó paralizada, y solo cuando se le indicó que la tabla tenía marcas por el golpe de la oveja, no se atrevió a moverse. Así, a paso lento, se acercó y comprobó que la kunoichi estaba en lo cierto, apretó los labios y asintió hasta que terminó de hablar.
— Comprendo. — Respondió. — Por favor, si no es tanta la molestia, ayúdame a reparar el vallado, espero que esta sea la última vez. — Pidió con voz neutra mientras se dirigía a la casa. — Yo me ausentaré un poco dentro, necesito... Arreglar algo. — Con la cabeza gacha y algo de vergüenza en su cuerpo. — Gracias por tu labor.
Y con eso dicho, se fue; dejando a Noemi sola de nuevo en aquel jardín.
— Comprendo. — Respondió. — Por favor, si no es tanta la molestia, ayúdame a reparar el vallado, espero que esta sea la última vez. — Pidió con voz neutra mientras se dirigía a la casa. — Yo me ausentaré un poco dentro, necesito... Arreglar algo. — Con la cabeza gacha y algo de vergüenza en su cuerpo. — Gracias por tu labor.
Y con eso dicho, se fue; dejando a Noemi sola de nuevo en aquel jardín.
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