4/04/2017, 23:29
El genin asintió con gusto, se plantó frente al electrodoméstico en un par de zancadas y abrió la puerta. Tomó con la mano libre una Amecola en tiempo recórd, pues ya sabía donde estaban gracias a su asalto anterior. Volvió a su posición a la vera del cocinero con la misma celeridad que la había abandonado y depositó la lata sin abrir en la mesa, junto a Daruu.
Prestó atención a las palabras del chef, observando con el mismo esmero como sus manos trabajaban la masa. El Hyūga se le antojaba un individuo interesante a Ralexion. El joven tendía a respetar a todo aquel que disponiera de una habilidad que al Uchiha le gustaría dominar pero no había capaz de hacerlo todavía.
—No sé cómo sabrá la pizza, pero parece que sabes lo que estás haciendo, así que tengo grandes esperanzas. Eres rarito, no creo que muchos ninjas quieran ser en realidad cocineros —no lo dijo con mala intención, además, él quería ser dibujante—. Pero si alguna vez montas tu propia pizzería, me aseguraré de visitarla alguna vez, pero solo si esta pizza me deja satisfecho, eh.
Se carcajeó. Por algún motivo se sentía cómodo con Daruu, por eso bromeaba. Se cruzó de brazos, una sonrisa todavía presente en sus labios.
—¿Media hora o dos horas? ¿Por qué una diferencia tan grande? —cuestionó, curioso— Bueno, supongo que no pasará nada si me ayudas con unas pocas calabazas.
Cuando el ninja de Ame entrecerró los ojos, Ralexion le imitó, simplemente por humor.
—¿Tan famosos somos? Jajaja, no sabría decirte, yo ni siquiera tengo el Sharingan —afirmó con tono cordial— ¿Espera, tú tienes un Dōjutsu?
La incredulidad se hizo presente en las facciones del moreno.
Prestó atención a las palabras del chef, observando con el mismo esmero como sus manos trabajaban la masa. El Hyūga se le antojaba un individuo interesante a Ralexion. El joven tendía a respetar a todo aquel que disponiera de una habilidad que al Uchiha le gustaría dominar pero no había capaz de hacerlo todavía.
—No sé cómo sabrá la pizza, pero parece que sabes lo que estás haciendo, así que tengo grandes esperanzas. Eres rarito, no creo que muchos ninjas quieran ser en realidad cocineros —no lo dijo con mala intención, además, él quería ser dibujante—. Pero si alguna vez montas tu propia pizzería, me aseguraré de visitarla alguna vez, pero solo si esta pizza me deja satisfecho, eh.
Se carcajeó. Por algún motivo se sentía cómodo con Daruu, por eso bromeaba. Se cruzó de brazos, una sonrisa todavía presente en sus labios.
—¿Media hora o dos horas? ¿Por qué una diferencia tan grande? —cuestionó, curioso— Bueno, supongo que no pasará nada si me ayudas con unas pocas calabazas.
Cuando el ninja de Ame entrecerró los ojos, Ralexion le imitó, simplemente por humor.
—¿Tan famosos somos? Jajaja, no sabría decirte, yo ni siquiera tengo el Sharingan —afirmó con tono cordial— ¿Espera, tú tienes un Dōjutsu?
La incredulidad se hizo presente en las facciones del moreno.