6/04/2017, 21:59
Los ninja interactuaban entre ellos, y aunque Ashito estaba dispuesto a investigar el origen del sonido, Yota se lo impidió. A la par que los jóvenes hablaban entre sí, inseguros de las intenciones del otro, una figura se acercó silenciosamente al cuarteto. No obstante, no es que esta pretendiera ocultarse, las luces de la calle la iluminaban perfectamente, con que cualquiera mirara hacia la única vía de Kushiro podría verla aproximarse.
Se trataba de un anciano que apenas llegaba al metro y medio de altura. Caminaba encorbado con las manos a la espalda, lo cual le hacía parecer todavía más un enano. Su cabello no era más que una maraña agonizante de color grisáceo. Vestía con un kimono de color verde apagado. Su rostro estaba surcado de arrugas y sus ojos eran remarcablemente pequeños.
—¿Qué es todo ese jaleo a estas horas? —interrogó a los forasteros— ¿Qué hacéis por aquí, jovenzuelos?