19/04/2017, 02:41
- Hmm – mascullo la menor ante la respuesta del muchacho. Volvió la vista a los ladrones y se dispuso a responder la pregunta que el joven ninja le había formulado – No traigo nada, se supone que este era un viaje de placer… - explico, a sabiendas que no era una buena excusa. Como ninja debía estar preparada siempre, pero ya no servía de nada lamentarse.
La kunoichi asintió despacio al escuchar que el otro tenía un plan, pero quedo perpleja al ver como el muchacho le entregaba el kunai que antes había estado en su hombro y alejándose hacia la orilla se lanzaba del puente- claro…- murmuro observando el arma en sus manos “De nada sirve que este hombre sea débil, si yo estoy cansada” sonrió suavemente, para que aquel en frente suyo no se percatara de nada.
La jovencita se enderezo y suspiro suavemente mientras se encogía de hombros y sonreír tranquilamente – Ya ve, uno ya no puede confiar en nadie~ – empuño el Kunai con fuerza casi enseguida, cuando observo que se acercaban “Debo pensar en algo rápido” estuve dispuesta a atacar, pero entonces escucho las palabras del rufián.
¿Qué? –giro el rostro con rapidez en dirección contraria, allá donde se habían quedado su abuelo y el amigo de este - Me olvide de ellos... – se mordió ligeramente los labios, sin tener una idea de que hacer.
Mientras la indecisa Nonoha decidía que hacer, los hombres tras de ella regresaron al lugar en donde ambos adultos se encontraban (aun ocultos).
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En otro lugar, entre los arbustos, los dos ancianos se mantenían escondidos - ¿Qué sucedió? – Pregunto Hiwata al no escuchar nada – Sshhh, no hagas ruido –le espeto el otro apenas parpadeando. Estaban asustados, después del corto enfrentamiento entre la konoichi y los otros dos el lugar se había hundido en un profundo e incómodo silencio. No sabían si salir de su escondite y buscar ayuda o si quedarse allí a espera de que sucediese algo más.
Se les helo la sangre cuando vieron que los dos maleantes volvían y barrían el lugar, buscándolos. El Hiwatari se mostraba aún más preocupado por no ver a su nieta en ningún lado ¿estaría bien? ¿Qué habia sucedido con ella y el otro jovencito? Muchas preguntas rondaban su cabeza en esos momentos, pero al encontrarse en gran desventaja era poco lo que podía hacerse. Contuvieron la respiración en cuanto uno de los dos hombres se acercó, necesitarían un milagro para salir vivos…
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La castaña mientras tanto, sin nada en mente opto por atacar a quien tenía enfrente. En un movimiento rápido intento acercarse al sujeto y lanzo el kunai esperando acertar. El arma se incrusto en la pierna ajena, pero el hombre la retiro rápidamente lanzándola a un lado – jajajaja ¿realmente piensan que pueden vencernos? –se carcajeo el mayor burlándose de la menor.
- Realmente no lo sé, pero definitivamente daremos pelea– afirmo la niñita confiada, para luego preguntar - ¿Qué es lo buscan realmente, que pueden tener de interesante dos ancianos y un par de niños? - era una pregunta que habia deseado hacer desde hacia un tiempo, no encontraba lógico lo que estaban haciendo ¿que buscaban en realidad.
La kunoichi asintió despacio al escuchar que el otro tenía un plan, pero quedo perpleja al ver como el muchacho le entregaba el kunai que antes había estado en su hombro y alejándose hacia la orilla se lanzaba del puente- claro…- murmuro observando el arma en sus manos “De nada sirve que este hombre sea débil, si yo estoy cansada” sonrió suavemente, para que aquel en frente suyo no se percatara de nada.
La jovencita se enderezo y suspiro suavemente mientras se encogía de hombros y sonreír tranquilamente – Ya ve, uno ya no puede confiar en nadie~ – empuño el Kunai con fuerza casi enseguida, cuando observo que se acercaban “Debo pensar en algo rápido” estuve dispuesta a atacar, pero entonces escucho las palabras del rufián.
¿Qué? –giro el rostro con rapidez en dirección contraria, allá donde se habían quedado su abuelo y el amigo de este - Me olvide de ellos... – se mordió ligeramente los labios, sin tener una idea de que hacer.
Mientras la indecisa Nonoha decidía que hacer, los hombres tras de ella regresaron al lugar en donde ambos adultos se encontraban (aun ocultos).
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En otro lugar, entre los arbustos, los dos ancianos se mantenían escondidos - ¿Qué sucedió? – Pregunto Hiwata al no escuchar nada – Sshhh, no hagas ruido –le espeto el otro apenas parpadeando. Estaban asustados, después del corto enfrentamiento entre la konoichi y los otros dos el lugar se había hundido en un profundo e incómodo silencio. No sabían si salir de su escondite y buscar ayuda o si quedarse allí a espera de que sucediese algo más.
Se les helo la sangre cuando vieron que los dos maleantes volvían y barrían el lugar, buscándolos. El Hiwatari se mostraba aún más preocupado por no ver a su nieta en ningún lado ¿estaría bien? ¿Qué habia sucedido con ella y el otro jovencito? Muchas preguntas rondaban su cabeza en esos momentos, pero al encontrarse en gran desventaja era poco lo que podía hacerse. Contuvieron la respiración en cuanto uno de los dos hombres se acercó, necesitarían un milagro para salir vivos…
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La castaña mientras tanto, sin nada en mente opto por atacar a quien tenía enfrente. En un movimiento rápido intento acercarse al sujeto y lanzo el kunai esperando acertar. El arma se incrusto en la pierna ajena, pero el hombre la retiro rápidamente lanzándola a un lado – jajajaja ¿realmente piensan que pueden vencernos? –se carcajeo el mayor burlándose de la menor.
- Realmente no lo sé, pero definitivamente daremos pelea– afirmo la niñita confiada, para luego preguntar - ¿Qué es lo buscan realmente, que pueden tener de interesante dos ancianos y un par de niños? - era una pregunta que habia deseado hacer desde hacia un tiempo, no encontraba lógico lo que estaban haciendo ¿que buscaban en realidad.