19/04/2017, 19:52
Se encogió de brazos. Sí, los argumentos del otro chico eran sólidos, no era necesario ser un lumbreras para darse cuenta. No obstante, Ralexion era joven, curioso y a veces un poco tonto -independientemente de su inteligencia-. La sed de aventura le espoleaba.
—Tienes toda la razón, Daruu-san. Si quieres, volvemos a la cabaña —asintió—. ¿Pero crees que en un manga lo dejarían estar? ¡No! Seguro que desvelaban el secreto del niño que quiere ser ninja... o algo así.
El muy vago ya había olvidado que lo habían contratado para trabajar como jornalero y cargar con las frutas y hortalizas hasta el granero. Ahora que una situación fuera de lo común se había presentado en sus narices sin avisar, no deseaba dejarla escapar.
Además, estaría bien descubrir cómo ese niño había logrado tanta agilidad. Quizás esos conocimientos le sirvieran a la hora de pulir sus propias cualidades físicas.
—Tienes toda la razón, Daruu-san. Si quieres, volvemos a la cabaña —asintió—. ¿Pero crees que en un manga lo dejarían estar? ¡No! Seguro que desvelaban el secreto del niño que quiere ser ninja... o algo así.
El muy vago ya había olvidado que lo habían contratado para trabajar como jornalero y cargar con las frutas y hortalizas hasta el granero. Ahora que una situación fuera de lo común se había presentado en sus narices sin avisar, no deseaba dejarla escapar.
Además, estaría bien descubrir cómo ese niño había logrado tanta agilidad. Quizás esos conocimientos le sirvieran a la hora de pulir sus propias cualidades físicas.