21/04/2017, 10:46
La estampa del oso levantándose y encarando la bola de fuego era dantesca. Los ojos del Uchiha no daban crédito.
—¡No puede ser!
La ira del animal zarandeó el árbol sobre el que se encontraba el dúo de ninjas. Los dos cayeron al suelo, incapaces de mantener el equilibrio. Ralexion aterrizó sobre su espalda, dolorido. Profirió un acallado gemido de dolor.
Alzó la mirada de inmediato, antes que ninguna parte de su cuerpo. Esperaba ver al oso correr hacia ellos, fauces primero, en cualquier momento. Sin embargo, se encontró con la igualmente impresionante imagen del depredador aullando de pavor y cayendo por la pendiente de cabeza al río. El agua se lo llevó.
—S-sí... —masculló como respuesta a Daruu, alzándose de entre la tierra.
Estaba muy satisfecho consigo mismo, debía de admitirlo. Las alabanzas del Hyūga lograron ruborizarle con ligereza. Mas todavía se encontraba en demasiado shock como para procesar del todo sus emociones. Todavía luchaba en pos de recuperar el aliento.
Se apresuró a ponerse a la vera del refugio de rocas
—Ya veremos lo que hacemos contigo... lo primero de todo es volver a la cabaña, por si las moscas —afirmó atropelladamente, todavía atento a sus alrededores.
—¡No puede ser!
La ira del animal zarandeó el árbol sobre el que se encontraba el dúo de ninjas. Los dos cayeron al suelo, incapaces de mantener el equilibrio. Ralexion aterrizó sobre su espalda, dolorido. Profirió un acallado gemido de dolor.
Alzó la mirada de inmediato, antes que ninguna parte de su cuerpo. Esperaba ver al oso correr hacia ellos, fauces primero, en cualquier momento. Sin embargo, se encontró con la igualmente impresionante imagen del depredador aullando de pavor y cayendo por la pendiente de cabeza al río. El agua se lo llevó.
—S-sí... —masculló como respuesta a Daruu, alzándose de entre la tierra.
Estaba muy satisfecho consigo mismo, debía de admitirlo. Las alabanzas del Hyūga lograron ruborizarle con ligereza. Mas todavía se encontraba en demasiado shock como para procesar del todo sus emociones. Todavía luchaba en pos de recuperar el aliento.
Se apresuró a ponerse a la vera del refugio de rocas
—Ya veremos lo que hacemos contigo... lo primero de todo es volver a la cabaña, por si las moscas —afirmó atropelladamente, todavía atento a sus alrededores.