"Woah..."
Kagetsuna no alcanzaba a comprender cómo es que ese niño llevaba un mes perdido. Cada vez se intensificaba mas y mas su curiosidad por el motivo que tenía el joven de Uzushigakure. Incluso empezaba a preguntarse si ese chico tenía permiso siquiera para salir de su aldea, en todo caso sus propias autoridades podrían llegar a aplicarle una sentencia severa. Algo empezaba a olerle muy mal y no era la falta de baño de Ashito precisamente.
—¿De verdad llevas tanto tiempo pasando hambre?— Eso explicaría en parte su mal aspecto. —No es tan difícil encontrar alimento por aquí. Hay desde madrigueras de comadrejas hasta aberturas con lagartijas. Además, en tu posición yo no me atrevería a ponerme melindroso con la comida.— El colmo de los colmos, si luego se moría por inanición ya no era su culpa. —Andando.— Le ordenó a la vez que le daba la espalda, echándose a caminar a paso lento entre las ruinas.
Kagetsuna empezó a maquinar una forma de hacer que el otro le hablase sobre el porqué de su viaje. A simple vista parecía un niño muy inocente, pero en el fondo sabía que algo no terminaba de encajar, igual, tampoco sabía que era. Quizás si le contase él mismo de sus motivos el otro se sentiría forzado a hablar, total, realmente no era nada oficial ni relevante como para perjudicarle. Eso sería más adelante, por ahora debía centrarse en buscar alguna presa.
—Pst— Kagetsuna se frenó y agachó de pronto. A su vez que tomaba por el pelo al otro niño para intentar obligarlo a hacer lo mismo. —Shhhhhhhhh— Intentó acallarlo mientras señalaba con su dedo a cierto mamífero alargado de pelaje café que correteaba por el sitio. —No lo espantemos o será imposible seguirle el rastro en medio de tantas piedras, ha de tener su guarida en algún agujero de estas ruinas.— Dijo con voz queda mientras sacaba una shuriken y un poco de alambre de su portaobjetos. —Trata de rodearla en silencio, yo lanzaré la shuriken y si fallo te encargarás de estar listo del otro lado para atraparla.— Nuevamente hablaba dando a entender que era una ordenanza y no una petición. Él mismo estaba conciente de sus problemas para apuntar, así que debía confiar en que el de Uzu fuese capaz de cumplir algo tan mínimo como corretear un mustélido.
Kagetsuna no alcanzaba a comprender cómo es que ese niño llevaba un mes perdido. Cada vez se intensificaba mas y mas su curiosidad por el motivo que tenía el joven de Uzushigakure. Incluso empezaba a preguntarse si ese chico tenía permiso siquiera para salir de su aldea, en todo caso sus propias autoridades podrían llegar a aplicarle una sentencia severa. Algo empezaba a olerle muy mal y no era la falta de baño de Ashito precisamente.
—¿De verdad llevas tanto tiempo pasando hambre?— Eso explicaría en parte su mal aspecto. —No es tan difícil encontrar alimento por aquí. Hay desde madrigueras de comadrejas hasta aberturas con lagartijas. Además, en tu posición yo no me atrevería a ponerme melindroso con la comida.— El colmo de los colmos, si luego se moría por inanición ya no era su culpa. —Andando.— Le ordenó a la vez que le daba la espalda, echándose a caminar a paso lento entre las ruinas.
Kagetsuna empezó a maquinar una forma de hacer que el otro le hablase sobre el porqué de su viaje. A simple vista parecía un niño muy inocente, pero en el fondo sabía que algo no terminaba de encajar, igual, tampoco sabía que era. Quizás si le contase él mismo de sus motivos el otro se sentiría forzado a hablar, total, realmente no era nada oficial ni relevante como para perjudicarle. Eso sería más adelante, por ahora debía centrarse en buscar alguna presa.
—Pst— Kagetsuna se frenó y agachó de pronto. A su vez que tomaba por el pelo al otro niño para intentar obligarlo a hacer lo mismo. —Shhhhhhhhh— Intentó acallarlo mientras señalaba con su dedo a cierto mamífero alargado de pelaje café que correteaba por el sitio. —No lo espantemos o será imposible seguirle el rastro en medio de tantas piedras, ha de tener su guarida en algún agujero de estas ruinas.— Dijo con voz queda mientras sacaba una shuriken y un poco de alambre de su portaobjetos. —Trata de rodearla en silencio, yo lanzaré la shuriken y si fallo te encargarás de estar listo del otro lado para atraparla.— Nuevamente hablaba dando a entender que era una ordenanza y no una petición. Él mismo estaba conciente de sus problemas para apuntar, así que debía confiar en que el de Uzu fuese capaz de cumplir algo tan mínimo como corretear un mustélido.