19/06/2015, 21:47
Zukamane escuchó cómo Yoshi entendía quizás algo mal el propósito de sus anteriores palabras. No lo había entendido mal del todo, pero si que lo había derivado demasiado quizás. Él no se refería a tomar a miembros de Kusa y discriminarlos sin derecho a una segunda oportunidad. No del todo al menos.
— Bueno... me refiero a quienes no tienen remedio. Quien nace con malas intenciones, muere con malas intenciones. Simplemente eso. No es ser rudo y no dar una segunda oportunidad... todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad. Pero si faltas en una segunda, e incluso una tercera oportunidad... macho. Aprieta los dientes, y que ese bastardo salga de nuestra aldea. No necesitamos a gente para hacer bulto. —
La conversación transcurrió mas tarde acerca del auxiliar a un compañero. Zuka le dio la razón a Yoshimitsu, y éste se lo agradeció. Realmente encajaban bien. Si formaban un equipo, sin duda iría de cabeza al estrellato. No había forma de que el grupo fuese malo con ambos shinobis. Fuere como fuere el tercero, con tan solo esos dos ya iban a destacar. E incluso se podía deducir que sus habilidades se compenetraban, pues el Yotsuki se especializaba en cortas y medias distancias, mientras que su compañero en largas. El futuro diría.
Tras ello, sus carcajadas atrajeron las miradas de cientos. No era para menos, su risa había sido tan basta como un bocadillo de gambas. Le había faltado tan solo aporrear la mesa mientras apoyaba la cabeza en su otro brazo. De hecho, casi lo hace... pero se había dignado a contenerse un poco.
El pelirrojo hizo muestra de lo conocido, le dijo que era un bestia riéndose... pero hasta él se había sumido en esa absurda carcajada. Se había contagiado por la dantesca carcajada del rubio. No era de extrañar... cuando uno ríe de verdad, tiende a ser contagiosa.
— Ufff.... lo siento.... jajajajaja.... — Se disculpó quitándose de los ojos las lágrimas. — Dios... es que me ha venido la imagen mental de cien genins en la puerta de la mansión del señor feudal... y todos diciendo a la vez "Hola, venimos a invadir"... jajajaja... la hostia jajajaja. —
Dicho eso, el chico se quedó mas pancho que ancho. No tardaron en continuar la charla, saltando al tema de ese tercer miembro que necesitaban. Era cierto, debían encontrar al tercer mosquetero. Aunque la idea de Yoshi era algo disparatada, una bombilla se encendió al escuchar su broma. Se llevó la mano al mentón, y tras unos segundos tomó un sorbo de té. Dejó reposar la taza de nuevo, y se aclaró un poco la voz.
— Tu broma me ha dado una idea... — Comenzó a entrabar. — ¿Por qué no ponemos carteles en la academia? Podríamos hacer una búsqueda del tercer miembro del equipo. No es algo tan disparatado. Cuando alguien nos contacte, simplemente le ponemos una prueba. No tiene porqué ser un combate, simplemente pondremos a prueba su forma de ser, su determinación. No estaríamos haciendo nada malo. —
Dicho ésto, estiró el brazo para pillar un dango, al cuál daría un bocado.
— Bueno... me refiero a quienes no tienen remedio. Quien nace con malas intenciones, muere con malas intenciones. Simplemente eso. No es ser rudo y no dar una segunda oportunidad... todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad. Pero si faltas en una segunda, e incluso una tercera oportunidad... macho. Aprieta los dientes, y que ese bastardo salga de nuestra aldea. No necesitamos a gente para hacer bulto. —
La conversación transcurrió mas tarde acerca del auxiliar a un compañero. Zuka le dio la razón a Yoshimitsu, y éste se lo agradeció. Realmente encajaban bien. Si formaban un equipo, sin duda iría de cabeza al estrellato. No había forma de que el grupo fuese malo con ambos shinobis. Fuere como fuere el tercero, con tan solo esos dos ya iban a destacar. E incluso se podía deducir que sus habilidades se compenetraban, pues el Yotsuki se especializaba en cortas y medias distancias, mientras que su compañero en largas. El futuro diría.
Tras ello, sus carcajadas atrajeron las miradas de cientos. No era para menos, su risa había sido tan basta como un bocadillo de gambas. Le había faltado tan solo aporrear la mesa mientras apoyaba la cabeza en su otro brazo. De hecho, casi lo hace... pero se había dignado a contenerse un poco.
El pelirrojo hizo muestra de lo conocido, le dijo que era un bestia riéndose... pero hasta él se había sumido en esa absurda carcajada. Se había contagiado por la dantesca carcajada del rubio. No era de extrañar... cuando uno ríe de verdad, tiende a ser contagiosa.
— Ufff.... lo siento.... jajajajaja.... — Se disculpó quitándose de los ojos las lágrimas. — Dios... es que me ha venido la imagen mental de cien genins en la puerta de la mansión del señor feudal... y todos diciendo a la vez "Hola, venimos a invadir"... jajajaja... la hostia jajajaja. —
Dicho eso, el chico se quedó mas pancho que ancho. No tardaron en continuar la charla, saltando al tema de ese tercer miembro que necesitaban. Era cierto, debían encontrar al tercer mosquetero. Aunque la idea de Yoshi era algo disparatada, una bombilla se encendió al escuchar su broma. Se llevó la mano al mentón, y tras unos segundos tomó un sorbo de té. Dejó reposar la taza de nuevo, y se aclaró un poco la voz.
— Tu broma me ha dado una idea... — Comenzó a entrabar. — ¿Por qué no ponemos carteles en la academia? Podríamos hacer una búsqueda del tercer miembro del equipo. No es algo tan disparatado. Cuando alguien nos contacte, simplemente le ponemos una prueba. No tiene porqué ser un combate, simplemente pondremos a prueba su forma de ser, su determinación. No estaríamos haciendo nada malo. —
Dicho ésto, estiró el brazo para pillar un dango, al cuál daría un bocado.