27/04/2017, 20:48
Maldije por dentro cuando Sora-sensei me dijo que faltaba un ingrediente, y aunque puse mil y una excusas no tuvo consideración alguna y partí al norte, al valle aodori en busca de la flor de sinicuichi.
”¿Dónde estará la entrada?” Me preguntaba ya en la base de la cordillera, mientras buscaba por los alrededores iba frotando mis manos con mis brazos, aún con la túnica y el suéter que cargaba podía sentir aquella sensación de frío, eso me pasaba por no traerme una capa más gruesa.
El lugar estaba prácticamente desierto, solo veía la nieve caer lentamente, era como un manto de copos que descendía y cubría todo el suelo, que ya era una alfombra blanca y cada vez más gruesa. Aunque buscaba por los alrededores la presencia de alguna persona que pudiera indicarme la entrada a la gruta nadie aparecía.
”Espero que lo que me vaya a enseñar sea fenomenal, un veneno potente o algo así” Concluí por el uso que conocía de aquella flor.
Entre la nieve pude ver como se movía entre saltos, ¿la nieve se movía? Agudicé mi visión y visualicé la silueta de un conejo blanco, que se camuflajeaba en aquella alfombra blanca, pero algo más interesante tenía entre sus dientes, unas ramas verdes parecían ser su trofeo, sin embargo, no era el único conejo que había por ahí, otros 3 le seguían de cerca, estos eran un poco más pequeños. ”¿Les está guiando?” Pensé y sin dudarlo mucho caminé tras ellos, quizás obtendría un buen resultado de aquella corazonada.
”¿Dónde estará la entrada?” Me preguntaba ya en la base de la cordillera, mientras buscaba por los alrededores iba frotando mis manos con mis brazos, aún con la túnica y el suéter que cargaba podía sentir aquella sensación de frío, eso me pasaba por no traerme una capa más gruesa.
El lugar estaba prácticamente desierto, solo veía la nieve caer lentamente, era como un manto de copos que descendía y cubría todo el suelo, que ya era una alfombra blanca y cada vez más gruesa. Aunque buscaba por los alrededores la presencia de alguna persona que pudiera indicarme la entrada a la gruta nadie aparecía.
”Espero que lo que me vaya a enseñar sea fenomenal, un veneno potente o algo así” Concluí por el uso que conocía de aquella flor.
Entre la nieve pude ver como se movía entre saltos, ¿la nieve se movía? Agudicé mi visión y visualicé la silueta de un conejo blanco, que se camuflajeaba en aquella alfombra blanca, pero algo más interesante tenía entre sus dientes, unas ramas verdes parecían ser su trofeo, sin embargo, no era el único conejo que había por ahí, otros 3 le seguían de cerca, estos eran un poco más pequeños. ”¿Les está guiando?” Pensé y sin dudarlo mucho caminé tras ellos, quizás obtendría un buen resultado de aquella corazonada.