28/04/2017, 00:21
(Última modificación: 28/04/2017, 00:22 por Amedama Daruu.)
El trío alcanzó el poblado. Daruu se dejó conducir a la casa de Kabocha, ya que tanto Ralexion como Kabocha conocían el lugar. Aún tardaron diez minutos en llegar, durante los cuales los tres se mantuvieron en completo silencio. Cuando pasaban por al lado de un tenderete o alguna persona, se les quedaban mirando.
«¿Qué, que no han visto una calabaza en su vida o qué?»
Luego, Daruu pensó que probablemente no habían visto una calabaza TAN GRANDE en su vida. Desde luego, él no lo había hecho.
Acabaron plantándose frente a las puertas de un granero enorme. Los muchachos pasaron adentro, y dejaron la calabaza en el suelo. Daruu suspiró y sintió que le iba a dar un calambre en un brazo, así que se lo masajeó con la mano del brazo contrario.
—Ay, ay, ay.
¿Señor, señor? ¿Está usted por aquí? —Ralexion alzó la voz para llamar al anciano.
—Ya voy, ya voy.
Desde el interior de una de las cuadras del fondo asomó un hombre fornido, calvo y con una barba gris bastante poblada. Vestía con un peto gris y unas sandalias, y tenía la piel de un color moreno, extraño. Extraño, porque en Amegakure rara vez se veía a alguien así, claro.
—¡Kabocha! ¡¿Qué haces con el ninja que contraté?! Por tu bien, chico, espero que no lo estés molestando —espetó a su nieto el anciano.
«¿Por qué me parece a mi que esto no va a ser fácil?»
—¡No! N-no, yo sólo...
—No, señor, Kabocha-chan se ha portado muy bien. Queríamos hablar con usted...
El anciano levantó una ceja de un modo que sólo había visto en una persona. Y sintió un horrible escalofrío recorriéndole el espinazo.
—¿Y este quién es?
—Amedama Daruu, shinobi de Amegakure, a su servicio. —Daruu hizo una reverencia respetuosa—. Ayudé a Ralexion-san con la última calabaza, por voluntad propia. No tenía nada que hacer, y necesitaba conversación. —No era verdad, pero tampoco era necesariamente lo contrario a la verdad.
«¿Qué, que no han visto una calabaza en su vida o qué?»
Luego, Daruu pensó que probablemente no habían visto una calabaza TAN GRANDE en su vida. Desde luego, él no lo había hecho.
Acabaron plantándose frente a las puertas de un granero enorme. Los muchachos pasaron adentro, y dejaron la calabaza en el suelo. Daruu suspiró y sintió que le iba a dar un calambre en un brazo, así que se lo masajeó con la mano del brazo contrario.
—Ay, ay, ay.
¿Señor, señor? ¿Está usted por aquí? —Ralexion alzó la voz para llamar al anciano.
—Ya voy, ya voy.
Desde el interior de una de las cuadras del fondo asomó un hombre fornido, calvo y con una barba gris bastante poblada. Vestía con un peto gris y unas sandalias, y tenía la piel de un color moreno, extraño. Extraño, porque en Amegakure rara vez se veía a alguien así, claro.
—¡Kabocha! ¡¿Qué haces con el ninja que contraté?! Por tu bien, chico, espero que no lo estés molestando —espetó a su nieto el anciano.
«¿Por qué me parece a mi que esto no va a ser fácil?»
—¡No! N-no, yo sólo...
—No, señor, Kabocha-chan se ha portado muy bien. Queríamos hablar con usted...
El anciano levantó una ceja de un modo que sólo había visto en una persona. Y sintió un horrible escalofrío recorriéndole el espinazo.
—¿Y este quién es?
—Amedama Daruu, shinobi de Amegakure, a su servicio. —Daruu hizo una reverencia respetuosa—. Ayudé a Ralexion-san con la última calabaza, por voluntad propia. No tenía nada que hacer, y necesitaba conversación. —No era verdad, pero tampoco era necesariamente lo contrario a la verdad.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)