28/04/2017, 17:14
Ahora sí que lo sentía: frío, un helor glacial que ignoraba sus ropajes y violaba su piel. Estaba tiritando; su mandíbula, carente de control, temblaba, produciendo fricción entre las partes superior e inferior de esta.
Echaba de menos los llantos, por inverosímil que pudiera resultar. El silencio le ponía nervioso, era como un veneno que se arrastraba hacia su psique con paso lento pero seguro, sembrando paranoia, agobio y otro elenco de sentimientos negativos.
«Perder el control es el camino a la perdición, perder el control es el camino a la perdición...», se dijo cual letanía, rememorando aquellas palabras que le había enseñado su progenitora.
Entonces divisó algo al frente, a unos cinco metros de él. En primera instancia pensó que se trataba de una de las dos féminas que se habían quedado a orillas del lago, pero no podía ser, la figura era demasiado baja como para corresponderse con la silueta de una de las dos kunoichi. Levantó el farol, ansioso de discernir algo claro...
—¡Eh Chico!— gritó con la esperanza de poder así localizarlo —¡¿Dónde estás?!— siguió avanzando mientras —¡Vamos! ¡Contesta!— conforme se adentraba en el lago, empezaba a pensar que quizás hubiese corrido la misma suerte que la aprendiz de bruja... aquella idea hizo que agarrase aún más fuerte la empuñadura de su bokken, aún en la parte posterior de su cintura.
Se trataba, sin lugar a dudas, de la voz de Izumi. Provenía de un punto inexacto a su espalda, y como consecuencia, el Uchiha atrasó su rostro de inmediato, queriendo localizarla. Cuando devolvió su campo de visión al frente, la figura ya no estaba ahí.
Tragó saliva y retrocedió un paso sin apartar la mirada de ese punto.
—¡Ten cuidado! ¡Hay algo en la niebla...!
Echaba de menos los llantos, por inverosímil que pudiera resultar. El silencio le ponía nervioso, era como un veneno que se arrastraba hacia su psique con paso lento pero seguro, sembrando paranoia, agobio y otro elenco de sentimientos negativos.
«Perder el control es el camino a la perdición, perder el control es el camino a la perdición...», se dijo cual letanía, rememorando aquellas palabras que le había enseñado su progenitora.
Entonces divisó algo al frente, a unos cinco metros de él. En primera instancia pensó que se trataba de una de las dos féminas que se habían quedado a orillas del lago, pero no podía ser, la figura era demasiado baja como para corresponderse con la silueta de una de las dos kunoichi. Levantó el farol, ansioso de discernir algo claro...
—¡Eh Chico!— gritó con la esperanza de poder así localizarlo —¡¿Dónde estás?!— siguió avanzando mientras —¡Vamos! ¡Contesta!— conforme se adentraba en el lago, empezaba a pensar que quizás hubiese corrido la misma suerte que la aprendiz de bruja... aquella idea hizo que agarrase aún más fuerte la empuñadura de su bokken, aún en la parte posterior de su cintura.
Se trataba, sin lugar a dudas, de la voz de Izumi. Provenía de un punto inexacto a su espalda, y como consecuencia, el Uchiha atrasó su rostro de inmediato, queriendo localizarla. Cuando devolvió su campo de visión al frente, la figura ya no estaba ahí.
Tragó saliva y retrocedió un paso sin apartar la mirada de ese punto.
—¡Ten cuidado! ¡Hay algo en la niebla...!