28/04/2017, 18:20
—¡Ven hacia mí!— pidió la joven —¡Nos será más fácil cubrirnos si estamos juntos!
Sí, no era mala idea. La niebla dificultaba el ubicarse utilizando la visión, pero el oído era capaz de llevar a cabo el trabajo de manera exitosa donde los ojos fallaban. Así pues, echó a correr hacia la dirección en la que había percibido la voz de Izumi, usándola como si de una brújula se tratase.
Apenas había avanzado un par de metros cuando notó algo a su espalda que lo hizo detenerse de improvisto. Había algo, o alguien, detrás de él... estaba completamente seguro de ello. Era una sensación tan perturbadora como desagradable, incomparable con nada que hubiera sentido antes.
—El Yomi es tan frío... necesito calor...
Con gran inseguridad hizo girar su cuello y con él su mirada, entonces fue cuando la vio...
Era una niña pálida como la nieve, de melena oscura y vestida con una blusa que le llegaba hasta las rodillas de un tono muy similar al de su piel. Sus ojos grises se cruzaron con los del Uchiha, un hecho que le aportó un latigazo de terror al muchacho, como si su propia alma se congelara.
Sus instintos de supervivencia se dispararon. Dejó caer el farol y empezó a hacer sellos antes de ser consciente de ello, frenético. El chakra ardía en su espíritu y en su garganta, espantando al miedo. Giró sobre sus talones, hinchó los pulmones, los mofletes y arqueó con todo ello la espalda. Acto seguido escupió una bola de fuego que alcanzaba los dos metros de anchura directa hacia el supuesto espectro.
La esfera flamígera rugió y consumió la niebla a su alrededor, avanzando sin detenerse. Continuó su trayectora hasta estamparse contra uno de los árboles de la islilla en el centro del lago, prendiendo la madera y creando un faro improvisado.
No había ni rastro de la niña. Ralexion suspiró. Sentía que había recuperado el control de la situación.
—¡Ve hacia el fuego, nos reuniremos allí! ¡Y veas lo que veas, corre! —vociferó, impartiendo instrucciones a Izumi.
Había tenido suerte. No estaba seguro de que el islote se encontrara en aquella dirección, usó su memoria para encauzar el disparo, pero lo consiguió. La antorcha que se alza entre la oscuridad, encaminándolo hacia donde deseaba ir.
Sí, no era mala idea. La niebla dificultaba el ubicarse utilizando la visión, pero el oído era capaz de llevar a cabo el trabajo de manera exitosa donde los ojos fallaban. Así pues, echó a correr hacia la dirección en la que había percibido la voz de Izumi, usándola como si de una brújula se tratase.
Apenas había avanzado un par de metros cuando notó algo a su espalda que lo hizo detenerse de improvisto. Había algo, o alguien, detrás de él... estaba completamente seguro de ello. Era una sensación tan perturbadora como desagradable, incomparable con nada que hubiera sentido antes.
—El Yomi es tan frío... necesito calor...
Con gran inseguridad hizo girar su cuello y con él su mirada, entonces fue cuando la vio...
Era una niña pálida como la nieve, de melena oscura y vestida con una blusa que le llegaba hasta las rodillas de un tono muy similar al de su piel. Sus ojos grises se cruzaron con los del Uchiha, un hecho que le aportó un latigazo de terror al muchacho, como si su propia alma se congelara.
Sus instintos de supervivencia se dispararon. Dejó caer el farol y empezó a hacer sellos antes de ser consciente de ello, frenético. El chakra ardía en su espíritu y en su garganta, espantando al miedo. Giró sobre sus talones, hinchó los pulmones, los mofletes y arqueó con todo ello la espalda. Acto seguido escupió una bola de fuego que alcanzaba los dos metros de anchura directa hacia el supuesto espectro.
La esfera flamígera rugió y consumió la niebla a su alrededor, avanzando sin detenerse. Continuó su trayectora hasta estamparse contra uno de los árboles de la islilla en el centro del lago, prendiendo la madera y creando un faro improvisado.
No había ni rastro de la niña. Ralexion suspiró. Sentía que había recuperado el control de la situación.
—¡Ve hacia el fuego, nos reuniremos allí! ¡Y veas lo que veas, corre! —vociferó, impartiendo instrucciones a Izumi.
Había tenido suerte. No estaba seguro de que el islote se encontrara en aquella dirección, usó su memoria para encauzar el disparo, pero lo consiguió. La antorcha que se alza entre la oscuridad, encaminándolo hacia donde deseaba ir.
Uchiha Ralexion
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- Inventario vacío (está todo en la mochila)
120/120
96/120
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–- Inventario vacío (está todo en la mochila)