30/04/2017, 16:38
En mitad de ese edén silencioso, cobijo de las numerosas muertes de la pelirroja, unos vociferios rompieron la magia del lugar. Alguien solicitaba a un segundo e incluso tercero que le esperasen, como si le estuviesen dejando atrás y éste último sintiese el frío manto del hielo sobre su cuello, amenazándole con quitarle la vida. En un principio, hasta podría tratarse de un grupo de personas, era algo casi obvio. Tan solo tenía que levantarse y pedir auxilio... pero no, no tenía tantas fuerzas ahora mismo como para hacer eso...
Lejos de dejarla allí, tirada en el suelo, para que ésa intemperie formase una hermosa tumba helada para la chica, el mismo que había exasperado auxilio segundos antes volvió a alzar la voz. En ésta ocasión, el grito no iba dirigido para alguno de los suyos, ¿a quien en su sano juicio se le olvida el nombre de un conocido? La chica sin embargo no respondió, pese a la insistencia del joven por saber de su estado. La pelirroja se limitó a distribuir su respiración lo mas plausible que pudo, con los ojos cerrados, concentrándose plenamente en ello.
De pronto, la voz sonaba mucho mas cerca, tras un buen barullo de pasos forzados sobre la nieve. De nuevo, el chico insistió, preguntando en ésta ocasión si tenía alguna herida o golpe. Estando tan cerca, ahora sí que podría hablarle, aunque ciertamente debía medir sus palabras...
Pero, antes de que la chica siquiera intentase abrir los ojos, o siquiera le hablase, éste se adelantó para presentarse, así como dejó claro que era medico, y por tanto todo saldría bien. La chica abrió los ojos a medias, y no pudo evitar reirse —no a carcajadas— el cuerpo tampoco le daba para tanto, y la risa floja terminó desembocando en una tos intensa.
—S-si... menos mal...
»Creo que... no sé, no recuerdo tener heridas... pero... tampoco importa... Solo quiero... salir...
Quizás al médico le sonaba raro, pero salir de esa hecatombe helada era el único y exclusivo anhelo de la chica. Después de todo, ¿quien no desearía salir de un ciclo interminable de muerte y sufrimiento por congelación? Tampoco es que se estuviese volviendo loca, pedía lo mas primordial.
Lejos de dejarla allí, tirada en el suelo, para que ésa intemperie formase una hermosa tumba helada para la chica, el mismo que había exasperado auxilio segundos antes volvió a alzar la voz. En ésta ocasión, el grito no iba dirigido para alguno de los suyos, ¿a quien en su sano juicio se le olvida el nombre de un conocido? La chica sin embargo no respondió, pese a la insistencia del joven por saber de su estado. La pelirroja se limitó a distribuir su respiración lo mas plausible que pudo, con los ojos cerrados, concentrándose plenamente en ello.
De pronto, la voz sonaba mucho mas cerca, tras un buen barullo de pasos forzados sobre la nieve. De nuevo, el chico insistió, preguntando en ésta ocasión si tenía alguna herida o golpe. Estando tan cerca, ahora sí que podría hablarle, aunque ciertamente debía medir sus palabras...
Pero, antes de que la chica siquiera intentase abrir los ojos, o siquiera le hablase, éste se adelantó para presentarse, así como dejó claro que era medico, y por tanto todo saldría bien. La chica abrió los ojos a medias, y no pudo evitar reirse —no a carcajadas— el cuerpo tampoco le daba para tanto, y la risa floja terminó desembocando en una tos intensa.
—S-si... menos mal...
»Creo que... no sé, no recuerdo tener heridas... pero... tampoco importa... Solo quiero... salir...
Quizás al médico le sonaba raro, pero salir de esa hecatombe helada era el único y exclusivo anhelo de la chica. Después de todo, ¿quien no desearía salir de un ciclo interminable de muerte y sufrimiento por congelación? Tampoco es que se estuviese volviendo loca, pedía lo mas primordial.