30/04/2017, 20:53
Aquella mañana, las casas cercanas al acantilado no solo escucharían el casi incesante envite del mar contra las rocas. Podrían oír a su vez las quejas de un muchacho y los ladridos de un cachorro mientras avanzaban entre las callejuelas en dirección a la planicie; unos cuantos metros antes de la caída en picada hacia abajo.
— Carajo, pero que pesado que eres cuando tienes ganas, no se te ocurre mejor hora, ¿No? — iba rezongando el joven mientras arrastraba los pies y de vez en cuando trastabillaba siguiendo los pasos de ese demonio blanco que tenia por compañero. — Un paseo a las nueve de la mañana, la que te trajo... — continuo quejándose, levemente malhumorado. Haber sido despertado de su sueño sagrado a mordiscos y haberse olvidado la chaqueta en el hogar tampoco parecían ayudar al humor de Kegawa.
Por suerte para él, era pleno verano; y aun en horas tan tempranas como aquella el sol había llegado ya al firmamento y les otorgaba una sensación cálida con apenas un poco de viento. Realmente no debería quejarse de estar pasando frio; pero que no respetasen su sueño era otro tema.
Su canino compañero por otra parte; parecía radiante de felicidad. Iba trotando por delante de su humano, y en cuanto llegaron finalmente a la verdosa zona, unos cincuenta metros antes de las plataformas de entrenamiento y el precipicio, comenzó a correr y olisquear por los alrededores.
«Por lo menos se mantiene en buena forma... Aunque ya podría ser menos vago cuando necesito que me ayude...» Se dejo caer en el suelo; con los pesados parpados cerrándosele de vez en cuando.
— Carajo, pero que pesado que eres cuando tienes ganas, no se te ocurre mejor hora, ¿No? — iba rezongando el joven mientras arrastraba los pies y de vez en cuando trastabillaba siguiendo los pasos de ese demonio blanco que tenia por compañero. — Un paseo a las nueve de la mañana, la que te trajo... — continuo quejándose, levemente malhumorado. Haber sido despertado de su sueño sagrado a mordiscos y haberse olvidado la chaqueta en el hogar tampoco parecían ayudar al humor de Kegawa.
Por suerte para él, era pleno verano; y aun en horas tan tempranas como aquella el sol había llegado ya al firmamento y les otorgaba una sensación cálida con apenas un poco de viento. Realmente no debería quejarse de estar pasando frio; pero que no respetasen su sueño era otro tema.
Su canino compañero por otra parte; parecía radiante de felicidad. Iba trotando por delante de su humano, y en cuanto llegaron finalmente a la verdosa zona, unos cincuenta metros antes de las plataformas de entrenamiento y el precipicio, comenzó a correr y olisquear por los alrededores.
«Por lo menos se mantiene en buena forma... Aunque ya podría ser menos vago cuando necesito que me ayude...» Se dejo caer en el suelo; con los pesados parpados cerrándosele de vez en cuando.