1/05/2017, 19:24
La kunoichi a medida que se fue acercando a las siluetas fue distinguiendo cada vez mejor los rasgos de ambos, lo suficiente como para decir que tenía datos característicos de la apariencia del masculino, como aquella cicatriz en el rostro y a pesar de todo ello se daba aires de grandeza tratando de intimidar a la pelirroja quien una vez más, buscaba su pañuelo para sonarse la nariz dejando en claro la poca importancia que le daba.
—A ver si entendí, estás delante de una kunoichi, pidiendo dinero para devolver un gato que te robaste y por si fuera poco, en el interior de Kusagakure.—Fue enumerando como podía pues se acercaba otro ataque de tos que liberó justo al finalizar la frase. —¿Estás tonto? —Le espetó sin más a sabiendas que podría sentarle jodidamente mal.
—Déjame el gato y vete a la mierda o terminarás en la prisión por imbécil. —Exigió finalmente con absoluta serenidad como si nada le importase, porque después de todo, si algo salía mal fácil podría avisarle a algún chuunin o alguien de rango más elevado para que le diese caza a aquel hombre. —Tú decides machote.
—A ver si entendí, estás delante de una kunoichi, pidiendo dinero para devolver un gato que te robaste y por si fuera poco, en el interior de Kusagakure.—Fue enumerando como podía pues se acercaba otro ataque de tos que liberó justo al finalizar la frase. —¿Estás tonto? —Le espetó sin más a sabiendas que podría sentarle jodidamente mal.
—Déjame el gato y vete a la mierda o terminarás en la prisión por imbécil. —Exigió finalmente con absoluta serenidad como si nada le importase, porque después de todo, si algo salía mal fácil podría avisarle a algún chuunin o alguien de rango más elevado para que le diese caza a aquel hombre. —Tú decides machote.