3/05/2017, 07:58
Kagetsuna alzaba la cabeza para divisar al animalito y luego la bajaba para centrase de nuevo en el hilo que ataba a la shuriken. No quería perder el arma y luego tener que buscarla entre los escombros. A decir verdad no estaba muy seguro de atinar, tenía problemas debido a su discapacidad visual. Como fuese, debía intentarlo. Confiaba en Ashito como plan de contingencia, pero si fallaba ambos se quedarían sin almuerzo.
"Concéntrate, vamos, concéntrate."
Su propio orgullo como ninja estaba en juego, pues si fallaba en una situación de poco riesgo podía ir olvidándose de salir bien librado en un combate de verdad. Así, con esa idea en mente, esperó a que el de Uzu se posicionara correctamente. Su único ojo se afiló y clavó la vista en el alargado mamífero. Salió de golpe de su escondite y lanzó la shuriken contra el animal que inmediatamente reaccionó a su presencia.
—¡Veeeeeeeeeeeeeee!— Exclamó de inmediato a su compañero.
El arma pasó a la par del animal, lastimándole parte de su cuerpecito pero sin incrustarse en él. La estrella se fue de largo, cayendo quién sabe donde, pero al menos seguía atada por el alambre. No hace falta decir que el animal chilló y empezó a corretear para huir, pero la herida le impedía moverse tan rápido como quisiera. Además, estaba dejando un visible rastro de sangre.
Ahora le correspondía al de Uzu completar el encargo.
"Concéntrate, vamos, concéntrate."
Su propio orgullo como ninja estaba en juego, pues si fallaba en una situación de poco riesgo podía ir olvidándose de salir bien librado en un combate de verdad. Así, con esa idea en mente, esperó a que el de Uzu se posicionara correctamente. Su único ojo se afiló y clavó la vista en el alargado mamífero. Salió de golpe de su escondite y lanzó la shuriken contra el animal que inmediatamente reaccionó a su presencia.
—¡Veeeeeeeeeeeeeee!— Exclamó de inmediato a su compañero.
El arma pasó a la par del animal, lastimándole parte de su cuerpecito pero sin incrustarse en él. La estrella se fue de largo, cayendo quién sabe donde, pero al menos seguía atada por el alambre. No hace falta decir que el animal chilló y empezó a corretear para huir, pero la herida le impedía moverse tan rápido como quisiera. Además, estaba dejando un visible rastro de sangre.
Ahora le correspondía al de Uzu completar el encargo.