3/05/2017, 22:15
El suspiro de los ancianos, la brisa que recorría el puente lleno de frutas y verduras, la pequeña niña observando desde la orilla las aguas, había terminado, y aunque los niños se habían llevado varias heridas y un gran agotamiento, habían salido victoriosos, sin duda alguna esa era una gran historia para relatar al volver a casa, su primer combate de vida o muerte, su primera situación de riesgo verdadero, y por sobre todo, el descubrir que no todas las personas son confiables u honorables.
Hiwata se aseguró de que Ashito se encontrara bien, después de todo ellos solo vieron que el niño se cayó al suelo luego de realizar aquel ataque, la niña volvió a la seguridad en el centro del puente, disfrutando de la fresca brisa primaveral mientras susurraba unas palabras de agradecimiento al Uzureño, solo unos segundos después, Hiwatari le asesto un gran abrazo de alivio a su nieta, podía sentir literalmente como un gran peso y preocupación caían de sus hombros.
Luego de cruzar unas palabras con su abuelo, Nonoha se dirigió a lo que quedaba de la carreta, para proponer usarla como transporte para Ashito ya que el mismo no podía moverse por su cuenta, colocando al inconsciente sobre los restos del apartijo de madera, se dispusieron a alejarse en dirección a su hogar, dejando atrás aquella situación, aquellos maleantes y aquel puente.
- Ahh…mi cabeza-
El joven comenzaba a despertar, pero un gran dolor de cabeza lo acompañaba, podía sentir como todo se movía debajo de él- ¡¡Que está pasando!! ¿Dónde estoy?- Exclamo al darse cuenta de que estaba siendo cargado en los restos de una carreta- ¿Q-que sucedió con los bandidos del puente?, y…y ¿dónde están mis cosas?- pregunto el Kurusu aun confundido por la escena en la que se encontraba.
El peliazabache nunca había sido herido de esa manera antes, por lo que aun sentía una ligera molestia, pero por alguna razón, al examinar su hombro su herida estaba casi completamente restaurada, aunque por otro lado, su chacra aun no se había restaurado, por lo que no podría hacer muchos esfuerzos aun.
Hiwata se aseguró de que Ashito se encontrara bien, después de todo ellos solo vieron que el niño se cayó al suelo luego de realizar aquel ataque, la niña volvió a la seguridad en el centro del puente, disfrutando de la fresca brisa primaveral mientras susurraba unas palabras de agradecimiento al Uzureño, solo unos segundos después, Hiwatari le asesto un gran abrazo de alivio a su nieta, podía sentir literalmente como un gran peso y preocupación caían de sus hombros.
Luego de cruzar unas palabras con su abuelo, Nonoha se dirigió a lo que quedaba de la carreta, para proponer usarla como transporte para Ashito ya que el mismo no podía moverse por su cuenta, colocando al inconsciente sobre los restos del apartijo de madera, se dispusieron a alejarse en dirección a su hogar, dejando atrás aquella situación, aquellos maleantes y aquel puente.
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- Ahh…mi cabeza-
El joven comenzaba a despertar, pero un gran dolor de cabeza lo acompañaba, podía sentir como todo se movía debajo de él- ¡¡Que está pasando!! ¿Dónde estoy?- Exclamo al darse cuenta de que estaba siendo cargado en los restos de una carreta- ¿Q-que sucedió con los bandidos del puente?, y…y ¿dónde están mis cosas?- pregunto el Kurusu aun confundido por la escena en la que se encontraba.
El peliazabache nunca había sido herido de esa manera antes, por lo que aun sentía una ligera molestia, pero por alguna razón, al examinar su hombro su herida estaba casi completamente restaurada, aunque por otro lado, su chacra aun no se había restaurado, por lo que no podría hacer muchos esfuerzos aun.

- Hablo-
<<Pienso>>
