3/05/2017, 22:44
—Venga hombre, no seas así de arisco, no hay por qué amenazar a nadie, y menos si no puedes cumplir tus amenazas.
tus amenazas...
tus amenazas...
La frente de Rengu se tensó, y un par de venas nacieron en súbito. Fue más que evidente que las palabras del joven desconocido le habían sacado de sus casillas, pues que un crío como él cuestionase sus palabras no era para nada sensato, ni mucho menos creíble. ¿Estaba fuera de sí, o es que el peliblanco realmente era tan idiota como para atentar contra su propia existencia de aquella manera?
Y para colmo, sus compañeros volvieron a reír. Aunque con el voltear de su líder, y su mirada repleta de furia; éstos tuvieron que hacer silencio, una vez más.
Rengu apretó con fuerza la empuñadura de su arma raída y maltrecha, la cual volvió a apuntar al joven. Y comenzó a avanzar, con su filo por delante, esperando que él retrocediera ante el inminente temor de verse cortado por la oxidada y antigua hacha.
—Quién, demonios, te crees...
—Espera, Rengu. Es sólo un muchacho, vamos.
—¡Que te calles de una puta vez, joder! —bramó cegado de furia, y avanzó un poco más—. vuelves a hablarme de esa manera, y no sólo te mataré a ti, renacuajo; sino a toda tu puta familia. Limpiaré vuestros cráneos y beberé cerveza de ellos, haciendo memoria a sus putrefactos cadáveres. ¡¿Lo entiendes?!
Avanzó, de nuevo.
Kaido, a la distancia, intentó calcular distancias. Iban quizás unos 15 metros, pero miró a Riko. ¿Podría alejarlo quizás, un poco más?
El escualo señaló la esquina superior de una pendiente, de la cual Hoshu podría emboscar al más delgado. Kaido tomó la derecha más inmediata, y se posicionó lo más cerca posible como para que su kunai llegase directamente a la pierna del segundo. Pero, hasta ese entonces, no había dado la orden. Tendrían que esperar, o Riko, de lo contrario; arriesgarse un poco más con su clon.
tus amenazas...
tus amenazas...
La frente de Rengu se tensó, y un par de venas nacieron en súbito. Fue más que evidente que las palabras del joven desconocido le habían sacado de sus casillas, pues que un crío como él cuestionase sus palabras no era para nada sensato, ni mucho menos creíble. ¿Estaba fuera de sí, o es que el peliblanco realmente era tan idiota como para atentar contra su propia existencia de aquella manera?
Y para colmo, sus compañeros volvieron a reír. Aunque con el voltear de su líder, y su mirada repleta de furia; éstos tuvieron que hacer silencio, una vez más.
Rengu apretó con fuerza la empuñadura de su arma raída y maltrecha, la cual volvió a apuntar al joven. Y comenzó a avanzar, con su filo por delante, esperando que él retrocediera ante el inminente temor de verse cortado por la oxidada y antigua hacha.
—Quién, demonios, te crees...
—Espera, Rengu. Es sólo un muchacho, vamos.
—¡Que te calles de una puta vez, joder! —bramó cegado de furia, y avanzó un poco más—. vuelves a hablarme de esa manera, y no sólo te mataré a ti, renacuajo; sino a toda tu puta familia. Limpiaré vuestros cráneos y beberé cerveza de ellos, haciendo memoria a sus putrefactos cadáveres. ¡¿Lo entiendes?!
Avanzó, de nuevo.
Kaido, a la distancia, intentó calcular distancias. Iban quizás unos 15 metros, pero miró a Riko. ¿Podría alejarlo quizás, un poco más?
El escualo señaló la esquina superior de una pendiente, de la cual Hoshu podría emboscar al más delgado. Kaido tomó la derecha más inmediata, y se posicionó lo más cerca posible como para que su kunai llegase directamente a la pierna del segundo. Pero, hasta ese entonces, no había dado la orden. Tendrían que esperar, o Riko, de lo contrario; arriesgarse un poco más con su clon.