7/05/2017, 00:44
Aiko se desprendió al fin de la capa de viaje, que le estaba dando un calor de cien infiernos, y se la tendió al chico. Pero, cuando ésta terminó la acción, fue entonces que le vino un mareo de aupa. Tanto fue, que hasta dejó caer el trozo de pan. Viendo lo visto, el chico no quedó del todo satisfecho con el "ya me encuentro bien" de la pelirroja. No era de extrañar, mucho menos tratándose de un matasanos. No tardó en hacerlo público, aclarando que cuando saliesen de la cueva le haría un chequeo, así como aclaró también que era un genin médico.
—No creo que sea necesario, en serio, estoy bien. Tan solo necesitaba comer algo... no recuerdo cuando fue la última vez que comí... —confesó la chica.
Al menos, consiguió sacarle una sonrisa al chico con la broma del pan. Tras ello, éste de nuevo insistió en darle el abrigo a la pelirroja, corroborando que fuera hacía un frío de mil demonios e incluso allí ya lo hacía. No obstante, la chica era una genin de Amegakure, sus entrenamientos incluían adiestramientos para adaptarse a climas extremos, como bien lo era éste.
La chica antepuso las manos ante el gesto del chico, parando su oferta en mitad de la transacción. —No hace falta, tampoco es para tanto. He entrenado mucho para afrontar éste tipo de tormentas, no será nada. —inquirió la chica, a sabiendas de que bien la había encontrado en el suelo a expensas de otra muerte. —Es curioso, normalmente los chicos mas que ofrecerme ponerme ropa me ofrecen quitarmela...
Ciertamente, el chico tenía sus planes, ir a Aodori. En buena oferta, le propuso que podía ir con él, e incluso que podía cargarla a la espalda en pos de llegar antes a la mencionada urbe. La chica se llevó la mano al mentón, pensando por un momento. Ese nombre, ese nombre le sonaba bastante...
—Si, supongo que podríamos ir a Aodori... aunque por última vez. Estoy bien, no hace falta que me lleves a cuestas. —concluyó la chica, exasperada.
»Por cierto, ¿queda muy lejos esa ciudad?
Ciertamente, ese dato le aclararía quizás el porqué estaba allí en mitad de la nada. ¿Quizás buscaba en un principio llegar a esa urbe?
—No creo que sea necesario, en serio, estoy bien. Tan solo necesitaba comer algo... no recuerdo cuando fue la última vez que comí... —confesó la chica.
Al menos, consiguió sacarle una sonrisa al chico con la broma del pan. Tras ello, éste de nuevo insistió en darle el abrigo a la pelirroja, corroborando que fuera hacía un frío de mil demonios e incluso allí ya lo hacía. No obstante, la chica era una genin de Amegakure, sus entrenamientos incluían adiestramientos para adaptarse a climas extremos, como bien lo era éste.
La chica antepuso las manos ante el gesto del chico, parando su oferta en mitad de la transacción. —No hace falta, tampoco es para tanto. He entrenado mucho para afrontar éste tipo de tormentas, no será nada. —inquirió la chica, a sabiendas de que bien la había encontrado en el suelo a expensas de otra muerte. —Es curioso, normalmente los chicos mas que ofrecerme ponerme ropa me ofrecen quitarmela...
Ciertamente, el chico tenía sus planes, ir a Aodori. En buena oferta, le propuso que podía ir con él, e incluso que podía cargarla a la espalda en pos de llegar antes a la mencionada urbe. La chica se llevó la mano al mentón, pensando por un momento. Ese nombre, ese nombre le sonaba bastante...
—Si, supongo que podríamos ir a Aodori... aunque por última vez. Estoy bien, no hace falta que me lleves a cuestas. —concluyó la chica, exasperada.
»Por cierto, ¿queda muy lejos esa ciudad?
Ciertamente, ese dato le aclararía quizás el porqué estaba allí en mitad de la nada. ¿Quizás buscaba en un principio llegar a esa urbe?