7/05/2017, 15:25
Keisuke guardó por un instante silencio ante la respuesta de la chica, y al fin lo soltó. Eran colegas, por lo cuál daba a entender que él también era genin, o al menos shinobi. Pensándolo bien, habiendo dicho antes que practicaba el ninjutsu médico, no había incógnita alguna... pero en fin, igualmente no quedaba de mal aclararlo.
—También genin, supongo. ¿verdad?
Sus vestimentas no daban a entender otra cosa, y tampoco parecía tan mayor como para ser un experimentado shinobi. Sin duda, no se trataba de un jounin o símil. Quizás la pregunta estaba de mas, pero bueno, al menos iba dándole vida al intercambio de palabras, en pos de que no hubiese un seco silencio.
El par de genin continuaron la marcha, y al poco tiempo, Keisuke optó por usar la misma estrategia de la chica, canalizando su chakra a los pies para que éstos se adhiriesen al suelo. Por muy resbaladizo que éste pudiese ser, ante esa estratagema era inofensivo. Caminaron y caminaron por la gruta, hasta topar con una curva bien pronunciada. Al girar, no fue para nada pequeña la sorpresa cuando avistaron un enorme saco de pelos blanco. El susodicho, no era ni mas ni menos que un enorme ejemplar adulto de oso polar, que o bien hibernaba o simplemente se estaba echando una siesta. Fuese como fuese, el chico fue incapaz de controlar el susto, pegando un vociferio que hasta tuvo un fuerte eco.
«¿Un conejo gigante?»
La chica quedó por un instante, reflexionando lo dicho lo mas rápido que pudo. Pero no se trataba de ella, el fallo era del chico, que había confundido al animal. Vaya pedo mental.
Evidentemente, el chico se dio cuenta de que "eso" no era ningún tipo de conejo gigante, y terminó por sugerir que debían mantener el silencio, en pos de no despertar al oso. Razón no le faltaba, no era una de las mejores ideas a tener, por muy capaces que fuesen de darle un escarmiento al pobre. Sin mas, advirtió que pasarían a su lado intentando no hacer ruido, que él pasaría primero y luego pasaría la chica.
—Está bien. Las damas primero. —bromeó a tono de susurro, sacando la lengua a Keisuke a modo de burla.
Tras ver que éste pasase sin peligro significante, la chica se deshizo en papeles, y pasó lo mas cerca posible a las paredes de la cueva. Una vez pasado el peligro, volvería a materializarse, y continuaría caminando a la vera del chico.
—Tampoco era para tanto ese conejo gigante.
—También genin, supongo. ¿verdad?
Sus vestimentas no daban a entender otra cosa, y tampoco parecía tan mayor como para ser un experimentado shinobi. Sin duda, no se trataba de un jounin o símil. Quizás la pregunta estaba de mas, pero bueno, al menos iba dándole vida al intercambio de palabras, en pos de que no hubiese un seco silencio.
El par de genin continuaron la marcha, y al poco tiempo, Keisuke optó por usar la misma estrategia de la chica, canalizando su chakra a los pies para que éstos se adhiriesen al suelo. Por muy resbaladizo que éste pudiese ser, ante esa estratagema era inofensivo. Caminaron y caminaron por la gruta, hasta topar con una curva bien pronunciada. Al girar, no fue para nada pequeña la sorpresa cuando avistaron un enorme saco de pelos blanco. El susodicho, no era ni mas ni menos que un enorme ejemplar adulto de oso polar, que o bien hibernaba o simplemente se estaba echando una siesta. Fuese como fuese, el chico fue incapaz de controlar el susto, pegando un vociferio que hasta tuvo un fuerte eco.
«¿Un conejo gigante?»
La chica quedó por un instante, reflexionando lo dicho lo mas rápido que pudo. Pero no se trataba de ella, el fallo era del chico, que había confundido al animal. Vaya pedo mental.
Evidentemente, el chico se dio cuenta de que "eso" no era ningún tipo de conejo gigante, y terminó por sugerir que debían mantener el silencio, en pos de no despertar al oso. Razón no le faltaba, no era una de las mejores ideas a tener, por muy capaces que fuesen de darle un escarmiento al pobre. Sin mas, advirtió que pasarían a su lado intentando no hacer ruido, que él pasaría primero y luego pasaría la chica.
—Está bien. Las damas primero. —bromeó a tono de susurro, sacando la lengua a Keisuke a modo de burla.
Tras ver que éste pasase sin peligro significante, la chica se deshizo en papeles, y pasó lo mas cerca posible a las paredes de la cueva. Una vez pasado el peligro, volvería a materializarse, y continuaría caminando a la vera del chico.
—Tampoco era para tanto ese conejo gigante.