7/05/2017, 15:55
Me quedé unos segundos observando como la oveja negra se acercaba e iba aminorando la velocidad hasta unirse al resto tan tranquila como si fuera blanca. Sencillamente, estaba extasiado. Me acababa de salir bien una de esas ideas arriesgadas y que dos de cada tres maestros de la Academia me decían que no me iban a servir de nada en una misión real.
Pues comeos esa maestros de Academia, el gran Nabi Nabi es imparable.
— ¡Termina el trabajo, Nabi-san!
Gracias a las sabias palabras de Eri-sama recordé que tenía una función que llevar a cabo todavía, saqué el palo del suelo y fui corriendo a mi posición.
— ¿Estais preparados? Pues vamos.
En cuanto comprobara que Riko y Eri estaban colocados donde les correspondía empezaría a golpear el suelo de nuevo para que esos animales con menos cerebro que lana se echaran a andar de nuevo.
Pues comeos esa maestros de Academia, el gran Nabi Nabi es imparable.
— ¡Termina el trabajo, Nabi-san!
Gracias a las sabias palabras de Eri-sama recordé que tenía una función que llevar a cabo todavía, saqué el palo del suelo y fui corriendo a mi posición.
— ¿Estais preparados? Pues vamos.
En cuanto comprobara que Riko y Eri estaban colocados donde les correspondía empezaría a golpear el suelo de nuevo para que esos animales con menos cerebro que lana se echaran a andar de nuevo.
—Nabi—