8/05/2017, 14:11
— A sus órdenes, señorita. — Y con ambos gatos en su regazo, dejó que la pelirroja liderase el camino hacia la casa de los Ishiwaru.
La casa de Meiko estaba tal cual la vio la primera vez que llegó por el encargo. Solo que esta vez traía lo que ella había perdido. Por suerte, encontró a la mujer fuera de la casa, esperando por el regreso de la kunoichi de la Hierba y su tan preciado animal.
— ¡Mishifú! — Chilló emocionada mientras se acercaba corriendo hacia ambos. — ¡Lo has encontrado, muchísimas gracias! — Sin dejar que los demás hicieran algo, la mujer ya se había apoderado del animal que jugueteaba con una manta. — ¿Dónde estaba? ¿Habéis tenido algún problema en encontrarlo?
Cuestionó mientras los miraba, alternando la vista entre ellos y el minino que reposaba entre los brazos de su dueña.
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La casa de Meiko estaba tal cual la vio la primera vez que llegó por el encargo. Solo que esta vez traía lo que ella había perdido. Por suerte, encontró a la mujer fuera de la casa, esperando por el regreso de la kunoichi de la Hierba y su tan preciado animal.
— ¡Mishifú! — Chilló emocionada mientras se acercaba corriendo hacia ambos. — ¡Lo has encontrado, muchísimas gracias! — Sin dejar que los demás hicieran algo, la mujer ya se había apoderado del animal que jugueteaba con una manta. — ¿Dónde estaba? ¿Habéis tenido algún problema en encontrarlo?
Cuestionó mientras los miraba, alternando la vista entre ellos y el minino que reposaba entre los brazos de su dueña.