9/05/2017, 02:40
”¿No existe otro clima? Oh…”
A Taeko le gustaba cuando llovía en Kusagakure. Era hermoso ver caer las gotas, oler la humedad y escuchar el tamborileo del agua contra los tejados. Pero el tenerlo todo el día, todos los días… Sonaba abrumador. A Reika no parecían importarle las preguntas de Taeko, quien le dedicó una reverencia y una sonrisa más.
”Gracias por comprender, Reika. Estaré siempre en deuda contigo por mostrarme esto. ¿Has viajado mucho para llegar aquí?”
Antes de seguir la plática mental, escucharon cerca de ellas un ruido lento y trabajoso. Era el hombre de la carreta, el que había estado discutiendo con el mercader. Parecía estar entrando apenas en la vejez, y en su rostro levemente arrugado se notaba cierto dejo de frustración e impotencia.
—Méndigo vendedor, egoísta y tacaño, insolente… —Murmuraba para sí, arrastrando los pies, tirando de las riendas de una mula marrón, que a su vez tiraba de la carreta.
El hombre se detuvo cerca del barandal, a unos metros de las chicas. Hablaba en voz baja, pero aun así se esforzaba por no lanzar improperio alguno. De vez en cuando le lanzaba una que otra mirada de mal humor al mercader con quien había estado hablando: un tipo flacucho de ropas caras, pero viejas.
Taeko se viró nada más al escucharlo acercarse. Se desconcentró un momento de Reika, aunque no tardó en volver a hablar mentalmente.
”Ahm… ¿crees que esté bien?”
A Taeko le gustaba cuando llovía en Kusagakure. Era hermoso ver caer las gotas, oler la humedad y escuchar el tamborileo del agua contra los tejados. Pero el tenerlo todo el día, todos los días… Sonaba abrumador. A Reika no parecían importarle las preguntas de Taeko, quien le dedicó una reverencia y una sonrisa más.
”Gracias por comprender, Reika. Estaré siempre en deuda contigo por mostrarme esto. ¿Has viajado mucho para llegar aquí?”
Antes de seguir la plática mental, escucharon cerca de ellas un ruido lento y trabajoso. Era el hombre de la carreta, el que había estado discutiendo con el mercader. Parecía estar entrando apenas en la vejez, y en su rostro levemente arrugado se notaba cierto dejo de frustración e impotencia.
—Méndigo vendedor, egoísta y tacaño, insolente… —Murmuraba para sí, arrastrando los pies, tirando de las riendas de una mula marrón, que a su vez tiraba de la carreta.
El hombre se detuvo cerca del barandal, a unos metros de las chicas. Hablaba en voz baja, pero aun así se esforzaba por no lanzar improperio alguno. De vez en cuando le lanzaba una que otra mirada de mal humor al mercader con quien había estado hablando: un tipo flacucho de ropas caras, pero viejas.
Taeko se viró nada más al escucharlo acercarse. Se desconcentró un momento de Reika, aunque no tardó en volver a hablar mentalmente.
”Ahm… ¿crees que esté bien?”
SILENCE
〘When deed speaks, words are nothing.〙
"Pienso" (thistle) ❀ ≫Escribo (orchid)
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