9/05/2017, 17:02
Se quedaron viéndose las caras por un buen rato, ninguno se atrevía a explicarle a la mujer lo que había sucedido en realidad. Incluso Nonoha se mostraba ligeramente tímida ¿porque no quería hablar? siempre era ella la que saltaba emocionada a comentar cualquier cosa que se le ocurría.
- ¿Que sucedió? -la vos suave de la mujer termino con el incómodo silencio que los otros habían impuesto. Enarco una ceja con cierta molestia al no recibir la respuesta que esperaba, Ren y su compañero se hicieron los desentendidos y Nonoha...bueno, ella jugo con sus dedos sin decir mucho. Aru, su madre dejo escapar un suave suspiro y sin esperar mucho más salió de la casa, dando grandes zancadas - Me lo explicaran después- comento deteniéndose a pocos pasos de ellos, mientras estiraba los brazos y tomaba de la mano a los dos menores - Por ahora, hay que limpiar esas heridas - y se los llevo consigo a la seguridad de su hogar, Los dos ancianos se miraron unos segundos y luego la siguieron, habría mucho que explicar.
La mujer camino por un extenso corredor y entonces los dejo en una habitación pequeña, había una pequeña mesita de té en el centro y algunos adornos en la pared, también habian algunos muebles y un adorno de flores sobre uno de ellos - Mamá, no te preocupes no es nada - la castaña agito las manos sonriendo un poco pero inmediatamente su madre le lanzo una mirada de enojo y preocupación que le hicieron callar. Las madres daban miedo cuando se enojaban… - !Mira como estas! - primero la señalo a ella y seguidamente al jovencito a su lado - ¿Cómo es que se hicieron esas heridas? ¿No se suponía que solo irían a encontrarse con amigo de tu abuelo? - cuestiono mientras revolvía algunos cajones en busca de vendas y otras cosas para curar las heridas de los dos niños.
Esperen aquí, no se muevan - salió del cuarto rápidamente en busca de aquello que no había logrado hallar. La sala se tornó silenciosa y Nonoha decidió hablar - Se preocupa demasiado...-se encogió un poco y sonrió divertida- No se dio cuenta de que eres un extraño, seguro cree que eres nieto del señor Hiwata - comento la niña mientras pensativa se llevaba un dedo al mentón- Oh si. !se bienvenido a nuestro humilde hogar! - exclamo la kunoichi mientras se dejaba caer de espaldas sobre el suelo.
Ren e Hiwata asomaron la cabeza minutos después, viendo de un lado a otro buscando a la madre de la niña - ¿ya se fue? - la pequeña asintió - Volverá en un momento, eso dijo -agrego la de ojos azules levantando apenas la cabeza para poder observarlos. Ambos ancianos se sentían culpable por lo sucedido, solo buscaban la forma de contarle a Aru lo sucedido sin que esta se molestara y decidiera hacerles algo por poner a su hija en riesgo.
¿De qué hablan?
La señora de casa les observaba de manos cruzadas, seño fruncido y mirada desconfiada -sé que me ocultan algo - se abrio paso y entro de nueva cuenta a la pequeña habitación, traía consigo algodón, un poco de alcohol, vendas y muchas curas...demasiadas.
- ¿Que sucedió? -la vos suave de la mujer termino con el incómodo silencio que los otros habían impuesto. Enarco una ceja con cierta molestia al no recibir la respuesta que esperaba, Ren y su compañero se hicieron los desentendidos y Nonoha...bueno, ella jugo con sus dedos sin decir mucho. Aru, su madre dejo escapar un suave suspiro y sin esperar mucho más salió de la casa, dando grandes zancadas - Me lo explicaran después- comento deteniéndose a pocos pasos de ellos, mientras estiraba los brazos y tomaba de la mano a los dos menores - Por ahora, hay que limpiar esas heridas - y se los llevo consigo a la seguridad de su hogar, Los dos ancianos se miraron unos segundos y luego la siguieron, habría mucho que explicar.
La mujer camino por un extenso corredor y entonces los dejo en una habitación pequeña, había una pequeña mesita de té en el centro y algunos adornos en la pared, también habian algunos muebles y un adorno de flores sobre uno de ellos - Mamá, no te preocupes no es nada - la castaña agito las manos sonriendo un poco pero inmediatamente su madre le lanzo una mirada de enojo y preocupación que le hicieron callar. Las madres daban miedo cuando se enojaban… - !Mira como estas! - primero la señalo a ella y seguidamente al jovencito a su lado - ¿Cómo es que se hicieron esas heridas? ¿No se suponía que solo irían a encontrarse con amigo de tu abuelo? - cuestiono mientras revolvía algunos cajones en busca de vendas y otras cosas para curar las heridas de los dos niños.
Esperen aquí, no se muevan - salió del cuarto rápidamente en busca de aquello que no había logrado hallar. La sala se tornó silenciosa y Nonoha decidió hablar - Se preocupa demasiado...-se encogió un poco y sonrió divertida- No se dio cuenta de que eres un extraño, seguro cree que eres nieto del señor Hiwata - comento la niña mientras pensativa se llevaba un dedo al mentón- Oh si. !se bienvenido a nuestro humilde hogar! - exclamo la kunoichi mientras se dejaba caer de espaldas sobre el suelo.
Ren e Hiwata asomaron la cabeza minutos después, viendo de un lado a otro buscando a la madre de la niña - ¿ya se fue? - la pequeña asintió - Volverá en un momento, eso dijo -agrego la de ojos azules levantando apenas la cabeza para poder observarlos. Ambos ancianos se sentían culpable por lo sucedido, solo buscaban la forma de contarle a Aru lo sucedido sin que esta se molestara y decidiera hacerles algo por poner a su hija en riesgo.
¿De qué hablan?
La señora de casa les observaba de manos cruzadas, seño fruncido y mirada desconfiada -sé que me ocultan algo - se abrio paso y entro de nueva cuenta a la pequeña habitación, traía consigo algodón, un poco de alcohol, vendas y muchas curas...demasiadas.