9/05/2017, 17:25
(Última modificación: 29/07/2017, 02:33 por Amedama Daruu.)
Como siempre, el servicio era digno del propio emperador, si es que existía alguno en Onindo. La elección de vajilla fue la más adecuada a ojos de Mogura, un recipiente simple que no buscaría competir en ningún momento con la preciosa pieza de pastel de fresa.
Todo lo contrario, adelante.
Contestó rápidamente a la pregunta del joven, correspondiendo la sonrisa. No podía decir que le daba la razón en lo que a falta de emoción en aquel momento de la tarde se refería.
Este es uno de los momentos más emocionantes de mi día.
Pensaba Mogura, pero en lo que estaba de acuerdo era en que tampoco contaba con muchos amigos por su parte. ¿Por qué no intentarlo con su viejo compañero de academia?
—Ese pastel de fresa está excepcional hoy. Hace poco cambiamos de proveedor de fresones, y estos tienen un sabor muy intenso.
Ya habían sido correctamente presentados, no había mayor razón para esperar a devorar aquella delicia.
Estoy seguro de que sabrá tan bien como se ve, ahora si me disculpas un segundo...
Comentó con una ligera sonrisa en su rostro y sin mayor demora tomó la cuchara. Sin perder demasiado la postura, llevó la cuchara con su mano hasta la porción de pastel, cercenó entonces una esquina y sin pensarlo dos veces se la llevó a la boca.
Si el joven Amedama tenía intenciones de envenenar a Mogura, aquel era su momento. Lo último que esperaría el joven médico era ser asesinado por aquello que tanto apreciaba.
Por suerte no fue el caso.
Ah...
El tono de voz del muchacho seguramente lo decía todo. Sus sentidos se habían perdido durante un par de segundos de toda limitación terrenal y llegó a sentirse uno con el universo mismo.
No podía esperar menos, esta delicioso.
Finalmente de sus labios escaparon un par de palabras que evidenciaban su satisfacción, pero todo estaba sellado en la feliz expresión del médico.
Todo lo contrario, adelante.
Contestó rápidamente a la pregunta del joven, correspondiendo la sonrisa. No podía decir que le daba la razón en lo que a falta de emoción en aquel momento de la tarde se refería.
Este es uno de los momentos más emocionantes de mi día.
Pensaba Mogura, pero en lo que estaba de acuerdo era en que tampoco contaba con muchos amigos por su parte. ¿Por qué no intentarlo con su viejo compañero de academia?
—Ese pastel de fresa está excepcional hoy. Hace poco cambiamos de proveedor de fresones, y estos tienen un sabor muy intenso.
Ya habían sido correctamente presentados, no había mayor razón para esperar a devorar aquella delicia.
Estoy seguro de que sabrá tan bien como se ve, ahora si me disculpas un segundo...
Comentó con una ligera sonrisa en su rostro y sin mayor demora tomó la cuchara. Sin perder demasiado la postura, llevó la cuchara con su mano hasta la porción de pastel, cercenó entonces una esquina y sin pensarlo dos veces se la llevó a la boca.
Si el joven Amedama tenía intenciones de envenenar a Mogura, aquel era su momento. Lo último que esperaría el joven médico era ser asesinado por aquello que tanto apreciaba.
Por suerte no fue el caso.
Ah...
El tono de voz del muchacho seguramente lo decía todo. Sus sentidos se habían perdido durante un par de segundos de toda limitación terrenal y llegó a sentirse uno con el universo mismo.
No podía esperar menos, esta delicioso.
Finalmente de sus labios escaparon un par de palabras que evidenciaban su satisfacción, pero todo estaba sellado en la feliz expresión del médico.
Hablo - Pienso