9/05/2017, 22:51
(Última modificación: 29/07/2017, 02:33 por Amedama Daruu.)
—Estoy seguro de que sabrá tan bien como se ve, ahora si me disculpas un segundo...
Mogura sonrió y tomó la cuchara con la mano. No tardó en degustar el sabor del pastel de fresa de su madre, y por su cara tenía toda la pinta de que le había gustado.
—Ah... No podía esperar menos, está delicioso.
Daruu inclinó un poco la espalda en una reverencia informal.
—Gracias de parte de mi madre, supongo —dijo—. Siempre te pides pastel de fresa, te debe de gustar bastante, ¿eh?
Se dejó llevar y se recostó en la silla. Suspiró y estiró un poco la espalda. Había estado un rato de pie detrás del mostrador, y ahora tenía una ligera molestia. Miró a las luces apagadas del techo, como si quisiera buscar inspiración en ellas para saber qué decir a continuación.
¡Por los llantos de Amenokami, qué difícil era hacer amigos!
—Esto... ¿qué tal vas como genin? ¿Va bien el trabajo?
Mogura sonrió y tomó la cuchara con la mano. No tardó en degustar el sabor del pastel de fresa de su madre, y por su cara tenía toda la pinta de que le había gustado.
—Ah... No podía esperar menos, está delicioso.
Daruu inclinó un poco la espalda en una reverencia informal.
—Gracias de parte de mi madre, supongo —dijo—. Siempre te pides pastel de fresa, te debe de gustar bastante, ¿eh?
Se dejó llevar y se recostó en la silla. Suspiró y estiró un poco la espalda. Había estado un rato de pie detrás del mostrador, y ahora tenía una ligera molestia. Miró a las luces apagadas del techo, como si quisiera buscar inspiración en ellas para saber qué decir a continuación.
¡Por los llantos de Amenokami, qué difícil era hacer amigos!
—Esto... ¿qué tal vas como genin? ¿Va bien el trabajo?