10/05/2017, 03:38
Los segundos para ella pasaban como horas, aquella noche no parecía querer irse al igual que todas las demás desde aquel triste día en que se enteró de la muerte de Haskoz y también de Shiona. Ambos habían tenido su grado de importancia para ella, pero tenía que aceptar que nunca tuvo mucho trato con la Uzukage y por otra parte el Uchiha había sido su primera pareja. No tuvieron muchos encuentros, tampoco momentos que considerar románticos ni nada similar pero le había llegado a coger demasiado cariño durante ese tiempo y tenía asumido lo que algún día haría con él… Cosa que no le hubiese disgustado en lo más mínimo por más que tuviese miedo de ello.
Mientras la rubia sollozaba en el suelo, el chico que la había pescado se disculpó y se dio el lujo de revisar la botella que ella antes había estado abrazando. No tenía absolutamente nada en su interior pero Noemi aprovechó ese instante para intentar sentarse con bastante esfuerzo y dejar su espalda descansando contra el árbol.
—Esa no —fue la respuesta que le proporcionó al contrario dando a entender que había bebido incluso más.
Se dice que los ebrios no mienten y en su caso era cierto, no se había logrado beber todo el contenido de la botella porque buena parte se lo había derramado encima aunque no se podía culpar a Datsue por no distinguir la sustancia que la tenía bastante empapada, después de todo cualquiera pensaría que con tanto llanto había empapado su ropa con lágrimas pero la mayor parte era bebida derramada.
Cuando ya estuvo segura que no volvería a caerse, la joven flexionó las piernas y las atrajo contra su cuerpo de modo que pudiese esconder su rostro entre sus extremidades y también abrazarlas, sencillamente para seguir con su silencioso llanto.
Mientras la rubia sollozaba en el suelo, el chico que la había pescado se disculpó y se dio el lujo de revisar la botella que ella antes había estado abrazando. No tenía absolutamente nada en su interior pero Noemi aprovechó ese instante para intentar sentarse con bastante esfuerzo y dejar su espalda descansando contra el árbol.
—Esa no —fue la respuesta que le proporcionó al contrario dando a entender que había bebido incluso más.
Se dice que los ebrios no mienten y en su caso era cierto, no se había logrado beber todo el contenido de la botella porque buena parte se lo había derramado encima aunque no se podía culpar a Datsue por no distinguir la sustancia que la tenía bastante empapada, después de todo cualquiera pensaría que con tanto llanto había empapado su ropa con lágrimas pero la mayor parte era bebida derramada.
Cuando ya estuvo segura que no volvería a caerse, la joven flexionó las piernas y las atrajo contra su cuerpo de modo que pudiese esconder su rostro entre sus extremidades y también abrazarlas, sencillamente para seguir con su silencioso llanto.