10/05/2017, 19:37
Era un verdadero alivio para la chica el tener a alguien como Nekotaro ayudándola, así al menos podría librarse de una alergia mucho más grave y no corría tanto peligro de tragarse un pelo como ya le había ocurrido durante su infancia. Aunque si vamos al caso, llevaba un buen rato que tendría que haber salido corriendo pero por amor a su oficio no lo hizo. Después de todo, sentaría horrible que fallase la primera misión de toda su existencia.
Luego de caminar por unos minutos, llegaron a la primera de dos viviendas donde se encontraba la mujer que había hecho el encargo inicial. Por suerte estaba allí fuera y fue capaz de reconocer a su mascota prácticamente al instante así que la pelirroja tras permitirlo extendió las manos para hacer entrega de la manta, la lata de alimento y también la foto que había mantenido impecable.
—No por suerte —Fue lo único que atinó a responder, estaba a punto de estornudar y necesitaba liberarse las manos cuanto antes.
En realidad habían tenido un par de problemillas menores pero nada demasiado grave ni similar, además que si vamos al caso el problema no lo dio el gato de Meiko sino el de los Yoshikage, o al menos eso era lo que Ritsuko estaba imaginando ya que no tiene idea de cómo identificar a cada gato.
De todas maneras, tras entregar al animal ya solo les quedaba llevarse al gato restante para así poder liberar de forma definitiva al amante de gatos que la estaba acompañando.
—¿Vamos? —Consultó antes de emprender la marcha dirigiéndose a la vivienda de los Yoshikage, estaba relativamente cerca así que no iban a tardar demasiado.
Luego de caminar por unos minutos, llegaron a la primera de dos viviendas donde se encontraba la mujer que había hecho el encargo inicial. Por suerte estaba allí fuera y fue capaz de reconocer a su mascota prácticamente al instante así que la pelirroja tras permitirlo extendió las manos para hacer entrega de la manta, la lata de alimento y también la foto que había mantenido impecable.
—No por suerte —Fue lo único que atinó a responder, estaba a punto de estornudar y necesitaba liberarse las manos cuanto antes.
En realidad habían tenido un par de problemillas menores pero nada demasiado grave ni similar, además que si vamos al caso el problema no lo dio el gato de Meiko sino el de los Yoshikage, o al menos eso era lo que Ritsuko estaba imaginando ya que no tiene idea de cómo identificar a cada gato.
De todas maneras, tras entregar al animal ya solo les quedaba llevarse al gato restante para así poder liberar de forma definitiva al amante de gatos que la estaba acompañando.
—¿Vamos? —Consultó antes de emprender la marcha dirigiéndose a la vivienda de los Yoshikage, estaba relativamente cerca así que no iban a tardar demasiado.