Al escuchar que la chica estaba bien me sentí más tranquilo, al parecer se encontraba muy bien, considerando la condición en que nos encontramos, aparte de ese detalle a ella parecía que nada le hubiese pasado, ciertamente era algo raro.
—¿Pretendes que me desnude para ti? Así, sin mas... al menos podrías haberte currado antes una cena romántica o algo, ¿no? El pan me ha aliviado bastante, pero tampoco da para tanto... —comentó sarcástica, en una broma que terminaría en una risa. —Jajajajaja...
A pesar de que no la estaba viendo, sonreí en forma de aprobación y una risa se podría escuchar luego. —Oye, que soy todo un caballero, recuerda que no te quité la ropa en la nieve... ¿Ademas pensabas que el pan era de gratis?— Le seguí el rollo para mantener un ambiente ameno.
—Supongo que venía a visitar ésta ciudad que debe andar por aquí escondida, ¿para qué si no iba a estar por aquí?
—Vaya, aún no lo recuerdas...— Asumí, creyendo que eso era la verdad.
Tras unos breves segundos me encontré en la orilla, me deshice de mi capa para quedar con mi cotidiano suéter y mi pantalon. —Buscaré un poco de madera, lo de la fogata es enserio.— Dije para deshacerme de la chaqueta, la misma estaba igualmente empapada y pesada, al igual que la túnica, ahora a pesar del frío me sentía más liviano y con los rayos del sol me calentaría. ¿Sería ético quitarme el pantalon y quedan en ropa interior frente a ella? Después de todo no veía mucho problema, algunos entrenamientos se basaban en corren desnudos bajo la lluvia, ¿no?
Me adentré en el valle, a diferencia de un bosque sería un poco difícil encontrar madera seca y tampoco pretendía dañar el ambiente del lugar quemando la alfombra de grama y flores que nos rodeaba. —No creo que sea fácil encontrar madera.— Admití tras haber dado unos 10 pasos.
—Yo vine buscando una flor, una flor amarilla se llama sinicuichi, es un poco especial...— Dije finalmente mi motivo a la pelirroja.
—¿Pretendes que me desnude para ti? Así, sin mas... al menos podrías haberte currado antes una cena romántica o algo, ¿no? El pan me ha aliviado bastante, pero tampoco da para tanto... —comentó sarcástica, en una broma que terminaría en una risa. —Jajajajaja...
A pesar de que no la estaba viendo, sonreí en forma de aprobación y una risa se podría escuchar luego. —Oye, que soy todo un caballero, recuerda que no te quité la ropa en la nieve... ¿Ademas pensabas que el pan era de gratis?— Le seguí el rollo para mantener un ambiente ameno.
—Supongo que venía a visitar ésta ciudad que debe andar por aquí escondida, ¿para qué si no iba a estar por aquí?
—Vaya, aún no lo recuerdas...— Asumí, creyendo que eso era la verdad.
Tras unos breves segundos me encontré en la orilla, me deshice de mi capa para quedar con mi cotidiano suéter y mi pantalon. —Buscaré un poco de madera, lo de la fogata es enserio.— Dije para deshacerme de la chaqueta, la misma estaba igualmente empapada y pesada, al igual que la túnica, ahora a pesar del frío me sentía más liviano y con los rayos del sol me calentaría. ¿Sería ético quitarme el pantalon y quedan en ropa interior frente a ella? Después de todo no veía mucho problema, algunos entrenamientos se basaban en corren desnudos bajo la lluvia, ¿no?
Me adentré en el valle, a diferencia de un bosque sería un poco difícil encontrar madera seca y tampoco pretendía dañar el ambiente del lugar quemando la alfombra de grama y flores que nos rodeaba. —No creo que sea fácil encontrar madera.— Admití tras haber dado unos 10 pasos.
—Yo vine buscando una flor, una flor amarilla se llama sinicuichi, es un poco especial...— Dije finalmente mi motivo a la pelirroja.