12/05/2017, 06:08
La mujer se sentó a un lado de los dos niños, dejo en su regazo todas las cosas que había traído consigo y no pudo evitar ver de reojo al muchacho cuando este le dirigió la palabra. En su rostro se dibujó una amable sonrisa y negó suavemente como respuesta – Es mejor que sobre y no que falte –respondió mientras con un movimiento de su mano le indicaba a la menor que se acercara un poco.
Mira nada más... –torció los labios mientras tomaba el rostro de su hija entre sus manos, suavemente -¡Debes tener más cuidado! –tomo un poco de algodón y lo mojo en el alcohol, solo deseaba desinfectar la herida antes de poner la curita ahí. Ante las muecas y lloriqueos de Nonoha no se detuvo, limpio hasta que creyó era suficiente y luego cubrió el corte en la mejilla ajena.
Es un gusto, Ashito –La mujer de cabellos negros sonrió, respondiendo en cuanto el joven se presento – Mi nombre es Aru, y como ya sabrás soy la madre de Nonoha- Madre e Hija compartían algunos rasgos físicos, el enmarañado cabello y ese color azul en sus ojos, sus personalidades por otro lado eran opuestas. La mayor le pidió al niño que se acercara, para tratar los raspones y magulladuras que podían verse a simple vista – No entiendo como sucedió esto ¿alguien quiere explicármelo? – Los dos adultos que aun observaban en silencio bajo el marco de la puerta, se tensaron ante la pregunta de la mujer.
Bueno –la vocecilla de la castaña se escuchó. Al ver que nadie se atrevía a contar nada, decidió narrar parte de lo sucedido, omitiendo ciertos detalles – Cuando llegamos al puente y nos encontramos con el señor Hiwata, unos ladrones nos atacaron –guardo silencio unos segundos viendo las expresiones de su madre, quien dio un respingo mientras curaba al muchacho – ¡Oh, lo siento! –Dejo lo que hacía por algunos momentos mientras contemplaba a todos los presentes- ¿ladrones? ¿Cómo se deshicieron de ellos? – Aguardo, pero la impaciencia se apodero de ella y entonces clavo sus orbes azules en los del muchacho – Ashito ¿puedes decirme que sucedió? –le pidió con amabilidad y preocupación, necesitaba detalles…
¿Tu no vas a mentirme, cierto? –cuestiono la mujer sin quitarle la mirada de encima.
Mira nada más... –torció los labios mientras tomaba el rostro de su hija entre sus manos, suavemente -¡Debes tener más cuidado! –tomo un poco de algodón y lo mojo en el alcohol, solo deseaba desinfectar la herida antes de poner la curita ahí. Ante las muecas y lloriqueos de Nonoha no se detuvo, limpio hasta que creyó era suficiente y luego cubrió el corte en la mejilla ajena.
Es un gusto, Ashito –La mujer de cabellos negros sonrió, respondiendo en cuanto el joven se presento – Mi nombre es Aru, y como ya sabrás soy la madre de Nonoha- Madre e Hija compartían algunos rasgos físicos, el enmarañado cabello y ese color azul en sus ojos, sus personalidades por otro lado eran opuestas. La mayor le pidió al niño que se acercara, para tratar los raspones y magulladuras que podían verse a simple vista – No entiendo como sucedió esto ¿alguien quiere explicármelo? – Los dos adultos que aun observaban en silencio bajo el marco de la puerta, se tensaron ante la pregunta de la mujer.
Bueno –la vocecilla de la castaña se escuchó. Al ver que nadie se atrevía a contar nada, decidió narrar parte de lo sucedido, omitiendo ciertos detalles – Cuando llegamos al puente y nos encontramos con el señor Hiwata, unos ladrones nos atacaron –guardo silencio unos segundos viendo las expresiones de su madre, quien dio un respingo mientras curaba al muchacho – ¡Oh, lo siento! –Dejo lo que hacía por algunos momentos mientras contemplaba a todos los presentes- ¿ladrones? ¿Cómo se deshicieron de ellos? – Aguardo, pero la impaciencia se apodero de ella y entonces clavo sus orbes azules en los del muchacho – Ashito ¿puedes decirme que sucedió? –le pidió con amabilidad y preocupación, necesitaba detalles…
¿Tu no vas a mentirme, cierto? –cuestiono la mujer sin quitarle la mirada de encima.