12/05/2017, 20:39
— No me suena pero si fui yo, seguramente algo habría hecho para merecerselo.
En su interior algo exclamó de alegría por lo escuchado, ¿cómo había podido dudar de alguien de su villa? Si todos eran como una gran familia donde todos se apoyaban con los demás y se ayudaban los unos con los otros... La joven sonrió y asintió tras lo último dicho, satisfecha.
— Gracias, Nabi-san. — Contestó alegre mientras daba pequeños saltos mientras caminaba. Con Akame, la misión había ido como había ido, y ella había estudiado y trabajado mucho, se había comportado de forma correcta y no había metido mucho la pata; pero en su villa podía ser más entusiasta e infantil, sabiendo que cuando llegase a la Academia todo empezaría de nuevo.
Una misión por hacer.
Llegaron incluso sin darse cuenta, más rápido de lo normal. La academia seguía tal y como la recordaban que era meses atrás cuando ambos habían salido de ella. Contuvo el aire por un momento cuando se paró a escasos metros de la entrada y lo dejó salir de forma pausada. «Venga, Eri, es la hora.»
— Habrá que dar con Daichi-san, él nos dirá qué tenemos que hacer. — Era lo más obvio que podían pensar, pero tenía que decirlo; ella era la líder ahora.
En su interior algo exclamó de alegría por lo escuchado, ¿cómo había podido dudar de alguien de su villa? Si todos eran como una gran familia donde todos se apoyaban con los demás y se ayudaban los unos con los otros... La joven sonrió y asintió tras lo último dicho, satisfecha.
— Gracias, Nabi-san. — Contestó alegre mientras daba pequeños saltos mientras caminaba. Con Akame, la misión había ido como había ido, y ella había estudiado y trabajado mucho, se había comportado de forma correcta y no había metido mucho la pata; pero en su villa podía ser más entusiasta e infantil, sabiendo que cuando llegase a la Academia todo empezaría de nuevo.
Una misión por hacer.
Llegaron incluso sin darse cuenta, más rápido de lo normal. La academia seguía tal y como la recordaban que era meses atrás cuando ambos habían salido de ella. Contuvo el aire por un momento cuando se paró a escasos metros de la entrada y lo dejó salir de forma pausada. «Venga, Eri, es la hora.»
— Habrá que dar con Daichi-san, él nos dirá qué tenemos que hacer. — Era lo más obvio que podían pensar, pero tenía que decirlo; ella era la líder ahora.