13/05/2017, 16:22
El calvo había conseguido esquivar por muy poco a los tres primeros jinetes, pero si no se quitaba de en medio los otros tantos que venían detrás terminarían el trabajo que sus compañeros habían iniciado.
Izumi había conseguido adelantar a los tres buhoneros, ahora iba a la cabeza de la huida lanzando fugaces miradas hacia atrás con la esperanza de que parasen en algún momento "Quizás se detengan donde dejaron la mercancía..." sin embargo, los jinetes pasaron de largo "Vaya mierda, vienen a por nosotros" al parecer no tenían ninguna intención de dejar a nadie escapar, no era simples ladrones.
Ahora mismo la opción de correr hasta el infinito le parecía absurda, eran caballos y tarde o temprano acabarían atrapándola "Aún así son demasiados" la otra opción era huir por el cañón, pero eran paredes muy verticales de roca y barro "Mierda... siguen siendo demasiados"
¡¡¡AGHHHHHHHHHH!!! los jinetes habían alcanzado a los buhoneros, uno había sido traspasado de lado a lado por una lanza, mientras que los otros dos habían sido aplastados por los caballos. La pelirosa pudo sentir como los huesos de esa pobre gente se quebraban bajo el sonido sordo de aquellas poderosas pisadas
En ese instante, la chica entendió que no había escapatoria posible "No pienso morir aquí" el sonido de los caballos se aproximaba cada más y más, ya casi que podía sentir la respiración de los animales y las risas de sus jinetes. Lanzó una mirada hacia atrás y pudo ver como solo uno de los tres jinetes seguía tras ella "Me subestiman... genial, una ventaja" siguió avanzando un poco más y volvió a mirar hacia atrás "¡Ahora!"
Izumi giró sobre sus talones mientras desenvainaba la katana, se agachó lo justo para que la lanza pasase sobre su cabeza arrancándole la capucha. sus cabellos rosados hondearon al viento mientras su katana cortaba las piernas del caballo, provocando una lluvia de sangre tras de sí. El relincho de dolor del pobre animal se fundió con el de su jinete, al deplomarse junto con su caballo en una caída frontal.
Hombre y animal, rodaron por el suelo. El tipo, no volvió a levantarse, debía de haberse roto el cuello al caer de frente. El animal, si embargo, relinchaba de dolor mientras se retorcía en el suelo.
La chica recuperó la verticalidad, empuñando el arma con ambas manos y lanzando una mirada desafiante al frente
—¡¡¡MIERDA, KURO!!!— gritó uno de los otros dos jinetes, antes de espolear a su animal para dar alcance a la chica
Mientras todo esto sucedía, Karamaru tenía sus propios problemas. Los otros jinetes se le echaban encima y tres de ellos se habían separado para darle la misma suerte que a los tres buhoneros.
Izumi había conseguido adelantar a los tres buhoneros, ahora iba a la cabeza de la huida lanzando fugaces miradas hacia atrás con la esperanza de que parasen en algún momento "Quizás se detengan donde dejaron la mercancía..." sin embargo, los jinetes pasaron de largo "Vaya mierda, vienen a por nosotros" al parecer no tenían ninguna intención de dejar a nadie escapar, no era simples ladrones.
Ahora mismo la opción de correr hasta el infinito le parecía absurda, eran caballos y tarde o temprano acabarían atrapándola "Aún así son demasiados" la otra opción era huir por el cañón, pero eran paredes muy verticales de roca y barro "Mierda... siguen siendo demasiados"
¡¡¡AGHHHHHHHHHH!!! los jinetes habían alcanzado a los buhoneros, uno había sido traspasado de lado a lado por una lanza, mientras que los otros dos habían sido aplastados por los caballos. La pelirosa pudo sentir como los huesos de esa pobre gente se quebraban bajo el sonido sordo de aquellas poderosas pisadas
En ese instante, la chica entendió que no había escapatoria posible "No pienso morir aquí" el sonido de los caballos se aproximaba cada más y más, ya casi que podía sentir la respiración de los animales y las risas de sus jinetes. Lanzó una mirada hacia atrás y pudo ver como solo uno de los tres jinetes seguía tras ella "Me subestiman... genial, una ventaja" siguió avanzando un poco más y volvió a mirar hacia atrás "¡Ahora!"
Izumi giró sobre sus talones mientras desenvainaba la katana, se agachó lo justo para que la lanza pasase sobre su cabeza arrancándole la capucha. sus cabellos rosados hondearon al viento mientras su katana cortaba las piernas del caballo, provocando una lluvia de sangre tras de sí. El relincho de dolor del pobre animal se fundió con el de su jinete, al deplomarse junto con su caballo en una caída frontal.
Hombre y animal, rodaron por el suelo. El tipo, no volvió a levantarse, debía de haberse roto el cuello al caer de frente. El animal, si embargo, relinchaba de dolor mientras se retorcía en el suelo.
La chica recuperó la verticalidad, empuñando el arma con ambas manos y lanzando una mirada desafiante al frente
—¡¡¡MIERDA, KURO!!!— gritó uno de los otros dos jinetes, antes de espolear a su animal para dar alcance a la chica
Mientras todo esto sucedía, Karamaru tenía sus propios problemas. Los otros jinetes se le echaban encima y tres de ellos se habían separado para darle la misma suerte que a los tres buhoneros.