El calvo quedo sentado en el piso tras el pase de los tres primeros jinetes que lideraban la carga. Poco caso le habian hecho, el objetivo eran las cuatro personas que por alli corrían. No sabia muy bien que pensar, si actuar o no, que quien era el malo y quien el bueno o ninguna de las dos, todo era muy raro y sentia que estaba en una escena en la que no correspondia. ¿Donde habia quedado aquel viaje simple a Yachi para luego ir a Minori?
Pero en pocos segundos se dio cuenta de la bestialidad con la que actuaban aquellos jinetes. Un empalado y dos aplastados, murieron tres de los perseguidos. La compañia: risas por parte de los jinetes.
"¿Se rien matando gente?"- se cuestionaba el calvo sin poder creerlo.
Pero en cuanto se quiso dar cuenta, tres jinetes del fondo del pelotón se desviaron de su camino para darle caza a un Karamaru que se encontraba al borde del abismo, definitivamente formaba parte de los objetivos.
Tres lanzas de metal empezaron la embestida, la corta embestida. Karamaru se movió, intentó esquivarlos arrastrandose hacia atrás hasta que el terreno le falló tras un leve movimiento de apenas centímetros. El calvo estaba en el borde del abismo y no se había enterado. La derecha se hundió en la nada y tras ella, todo su cuerpo comenzó a descender. Giró en el aire, dio una algunas cuantas vueltas y terminó cayendo sobre sus piernas que amortiguaron un poco el golpe. Dolían, a un punto en el que apenas se podía mover y caminar, pero al menos la distancia que había recorrido cayendo no había sido lo suficientemente grande como para poder hacerse heridas graves.
Ahora se encontraba encerrado en un pequeño peñasco, alejado de todo y hundido unos pocos metros bajo la altura de los caballos y la mujer. Los tres hombres armados deberían de desmontar y buscar la forma de bajar si es que querían atrapar al calvo.
Pero en pocos segundos se dio cuenta de la bestialidad con la que actuaban aquellos jinetes. Un empalado y dos aplastados, murieron tres de los perseguidos. La compañia: risas por parte de los jinetes.
"¿Se rien matando gente?"- se cuestionaba el calvo sin poder creerlo.
Pero en cuanto se quiso dar cuenta, tres jinetes del fondo del pelotón se desviaron de su camino para darle caza a un Karamaru que se encontraba al borde del abismo, definitivamente formaba parte de los objetivos.
Tres lanzas de metal empezaron la embestida, la corta embestida. Karamaru se movió, intentó esquivarlos arrastrandose hacia atrás hasta que el terreno le falló tras un leve movimiento de apenas centímetros. El calvo estaba en el borde del abismo y no se había enterado. La derecha se hundió en la nada y tras ella, todo su cuerpo comenzó a descender. Giró en el aire, dio una algunas cuantas vueltas y terminó cayendo sobre sus piernas que amortiguaron un poco el golpe. Dolían, a un punto en el que apenas se podía mover y caminar, pero al menos la distancia que había recorrido cayendo no había sido lo suficientemente grande como para poder hacerse heridas graves.
Ahora se encontraba encerrado en un pequeño peñasco, alejado de todo y hundido unos pocos metros bajo la altura de los caballos y la mujer. Los tres hombres armados deberían de desmontar y buscar la forma de bajar si es que querían atrapar al calvo.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘