13/05/2017, 23:00
— Gracias, Nabi-san.
¿Qué? ¿Por qué? ¿Deberia preguntar? O simplemente aceptarlas sin saber por qué me da las gracias, Kami-sama porque me lo pones todo tan díficil.
— De nada, Eri-chan. Por cierto, puedes llamarme Nabi-kun, que ya tenemos confianza.
Oh, no. Aborten la misión, ¿y si me mandaba a la mierda? "¡CÓMO TE VOY A LLAMAR NABI-KUN MALDITO DESECHO AÚN TIENES SUERTE DE QUE TE LLAME!" Sí, me iba a decir algo así, como había podido pensar que una deidad como Eri-hime me llamaría -kun. Ni siquiera sé porque mi boca funciona en otra frecuencia diferente a mi cerebro.
Sin embargo, pronto llegamos a la Academia. Eri-hime se paró a unos metros de la entrada, dedicandole una mirada al edificio en sí. Yo la imité, con una mirada de nostalgia y pesar. No podía evitar sentir el hachazo que el destino había dado a mi vida, de repente, todo lo que había vivido se separaba en las cosas de Antes de la muerte de Shiona y las cosas de Despues de la muerte de Shiona.
Apreté los puños y los dientes, intentando guardar en mi la furia homicida que ardía en mi corazón. La voz de Eri consiguió mitigar algo aquella furia.
— Habrá que dar con Daichi-san, él nos dirá qué tenemos que hacer.
Dibujé una sonrisa forzada antes de contestarle, ya más relajado pero aún serio.
— Usted delante, Señorita Lider.
¿Qué? ¿Por qué? ¿Deberia preguntar? O simplemente aceptarlas sin saber por qué me da las gracias, Kami-sama porque me lo pones todo tan díficil.
— De nada, Eri-chan. Por cierto, puedes llamarme Nabi-kun, que ya tenemos confianza.
Oh, no. Aborten la misión, ¿y si me mandaba a la mierda? "¡CÓMO TE VOY A LLAMAR NABI-KUN MALDITO DESECHO AÚN TIENES SUERTE DE QUE TE LLAME!" Sí, me iba a decir algo así, como había podido pensar que una deidad como Eri-hime me llamaría -kun. Ni siquiera sé porque mi boca funciona en otra frecuencia diferente a mi cerebro.
Sin embargo, pronto llegamos a la Academia. Eri-hime se paró a unos metros de la entrada, dedicandole una mirada al edificio en sí. Yo la imité, con una mirada de nostalgia y pesar. No podía evitar sentir el hachazo que el destino había dado a mi vida, de repente, todo lo que había vivido se separaba en las cosas de Antes de la muerte de Shiona y las cosas de Despues de la muerte de Shiona.
Apreté los puños y los dientes, intentando guardar en mi la furia homicida que ardía en mi corazón. La voz de Eri consiguió mitigar algo aquella furia.
— Habrá que dar con Daichi-san, él nos dirá qué tenemos que hacer.
Dibujé una sonrisa forzada antes de contestarle, ya más relajado pero aún serio.
— Usted delante, Señorita Lider.
—Nabi—