17/05/2017, 16:32
Realmente no esperaba aquella respuesta por parte del joven mozo, no habían sido pocas las veces en que Mogura había cruzado las puertas de ese negocio y se había sentado a comer un delicioso trozo de pastel. ¿Cuánto tiempo llevaba aguantándose todo aquello?
Las pastelería de Kiroe era un negocio que le pertenecía a la persona que llevaba ese nombre, su hijo solamente le daba una mano, eso no distaba mucho del tipo de relación que tenía el joven médico con su abuelo. Pero de alguna manera era como que hasta ese punto llegaban las similitudes de los dos genin.
Daruu, por sus palabras, clamaba tener un problema de libertad. Era una persona con demasiada libertad y no sabía que hacer con eso. Por su parte, Mogura nunca había tenido ese tipo de problema pero porque de alguna manera había cambiado los horarios de la academia por una rutina impuesta por su anciano pariente.
Las palabras que escapaban de los labios del muchacho tomarían finalmente un sentido un poco más filosófico.
En el momento en que me gradué de la academia y recibí mi bandana, una buena cantidad de horas de rutina fueron quitadas de mis hombros. ¡Estaba bastante feliz por eso! Tenía mucho tiempo para dedicar mi esfuerzo en tareas que fueran de mi agrado pero el abuelo fue directo y muy claro al respecto.
Se interrumpió a si mismo para dar un sorbo a su taza de té.
La disciplina es algo que nunca puede faltar. Sin disciplina es prácticamente seguro que uno va a terminar enfermo de libertad, tanto tiempo libre y sin un objetivo que perseguir no auguran nada bueno.
El anciano cambió casi todos mis horarios de entrenamientos por jornadas de lectura, toneladas de pergaminos sobre medicina, si no estaba con la cabeza entre los libros me encontraba reemplazándolo en la tienda o realizando algún viaje por motivos similares, un día a la semana lo dedicaba a entrenar mi cuerpo y otro podía descansar.
En algún punto de todo eso se había dado cuenta de que inconscientemente se había descargado con el joven mozo un buen tramo de su historia de vida, puntualmente lo que involucraba su entrenamiento y rutina diarios. Tomó un segundo sorbo de su taza y trató de volver al punto.
Lo importante es la disciplina, Daruu-san. Si haces sandalias, haces sandalias y buscas depurar el método hasta que seas el mejor y tus sandalias sean las mejores. Las mejores sandalias seguramente sean muy valiosas. Lo mismo aplica para nosotros. ¿No te parece?
Finalmente y tras preguntarle su opinión al muchacho, dio un nuevo sorbo a la taza de té y atacó su pastel.
Las pastelería de Kiroe era un negocio que le pertenecía a la persona que llevaba ese nombre, su hijo solamente le daba una mano, eso no distaba mucho del tipo de relación que tenía el joven médico con su abuelo. Pero de alguna manera era como que hasta ese punto llegaban las similitudes de los dos genin.
Daruu, por sus palabras, clamaba tener un problema de libertad. Era una persona con demasiada libertad y no sabía que hacer con eso. Por su parte, Mogura nunca había tenido ese tipo de problema pero porque de alguna manera había cambiado los horarios de la academia por una rutina impuesta por su anciano pariente.
Las palabras que escapaban de los labios del muchacho tomarían finalmente un sentido un poco más filosófico.
En el momento en que me gradué de la academia y recibí mi bandana, una buena cantidad de horas de rutina fueron quitadas de mis hombros. ¡Estaba bastante feliz por eso! Tenía mucho tiempo para dedicar mi esfuerzo en tareas que fueran de mi agrado pero el abuelo fue directo y muy claro al respecto.
Se interrumpió a si mismo para dar un sorbo a su taza de té.
La disciplina es algo que nunca puede faltar. Sin disciplina es prácticamente seguro que uno va a terminar enfermo de libertad, tanto tiempo libre y sin un objetivo que perseguir no auguran nada bueno.
El anciano cambió casi todos mis horarios de entrenamientos por jornadas de lectura, toneladas de pergaminos sobre medicina, si no estaba con la cabeza entre los libros me encontraba reemplazándolo en la tienda o realizando algún viaje por motivos similares, un día a la semana lo dedicaba a entrenar mi cuerpo y otro podía descansar.
En algún punto de todo eso se había dado cuenta de que inconscientemente se había descargado con el joven mozo un buen tramo de su historia de vida, puntualmente lo que involucraba su entrenamiento y rutina diarios. Tomó un segundo sorbo de su taza y trató de volver al punto.
Lo importante es la disciplina, Daruu-san. Si haces sandalias, haces sandalias y buscas depurar el método hasta que seas el mejor y tus sandalias sean las mejores. Las mejores sandalias seguramente sean muy valiosas. Lo mismo aplica para nosotros. ¿No te parece?
Finalmente y tras preguntarle su opinión al muchacho, dio un nuevo sorbo a la taza de té y atacó su pastel.
Hablo - Pienso