El chico de cabellos castaños tirando a rojizos bromeó cuando la pelirroja contó parte de su porqué. Seguramente le sonaba a chino, pero, no era de extrañar. ¿Quién se levanta un día cualquiera y conoce a una persona incapaz de morir? Sus ojos no daban crédito a lo que veían al acercarse, la herida no estaba, y no quedaba ni una mera cicatriz. No tardó en dar una hipótesis, como buen experimentado en el arte de las ciencias y la salud.
¿Una habilidad?
Ni corto ni perezoso, el chico pensó en lo mas obvio, y dado sus estudios en la materia del Iryo-ninjutsu no era raro pensar en una habilidad de curación llevada al límite. Pero, la chica no había tenido oportunidad alguna de hacerlo, ¿o si?
—Bueno... es algo mas que una simple regeneración... «¡vamos! ¡dilo de una vez! ¡Suéltalo!» —ningún tipo de daño me dura mas de un día. Podría decir que soy eterna... o algo parecido.
Ni con un demonio apuntando a su cuello con el maldito tridente, la chica pudo decir con la palabra técnica su don o maldición.
"Inmortal"
Chasqueó la lengua, y se volvió para escuchar que éste comenzaba a hablar de los conejos y nosequé. La verdad, pintaba bien como sustento, pero en parte el pobre animal le daba un poco de pena. ¿Un día sensible? Quizás... La verdad, pasó por alto contestar al chico acerca del tema. Se limitó a llevar la vista hacia el lado, hasta llegar de nuevo con ella al lago.
—Que aburrido es todo... —Se quejó casi a voz de susurro.
¿Una habilidad?
Ni corto ni perezoso, el chico pensó en lo mas obvio, y dado sus estudios en la materia del Iryo-ninjutsu no era raro pensar en una habilidad de curación llevada al límite. Pero, la chica no había tenido oportunidad alguna de hacerlo, ¿o si?
—Bueno... es algo mas que una simple regeneración... «¡vamos! ¡dilo de una vez! ¡Suéltalo!» —ningún tipo de daño me dura mas de un día. Podría decir que soy eterna... o algo parecido.
Ni con un demonio apuntando a su cuello con el maldito tridente, la chica pudo decir con la palabra técnica su don o maldición.
"Inmortal"
Chasqueó la lengua, y se volvió para escuchar que éste comenzaba a hablar de los conejos y nosequé. La verdad, pintaba bien como sustento, pero en parte el pobre animal le daba un poco de pena. ¿Un día sensible? Quizás... La verdad, pasó por alto contestar al chico acerca del tema. Se limitó a llevar la vista hacia el lado, hasta llegar de nuevo con ella al lago.
—Que aburrido es todo... —Se quejó casi a voz de susurro.