20/05/2017, 14:20
Emergió del agua tan pronto como sus pulmones comenzaron a demandar oxígeno. Tomó varias bocanadas mientras se retiraba los mechones de su flequillo que se adherían a su frente sin permiso y luego observó a su alrededor: por la noche todo parecía más tranquilo y pacífico. Moldeó chakra en sus manos y sus pies para comenzar a andar por el agua del mar que se encontraba igual de tranquila que la noche en la que ambos se encontraban.
Dio una pequeña vuelta sobre su pie izquierdo, como danzando sobre el agua, con los ojos cerrados mientras disfrutaba del refrescante chapuzón que acababa de darse mientras las gotas de agua caían de sus cabellos y su ropa, pegada prácticamente a su figura, ondeaba con cada movimiento.
No fue hasta que dio otra pequeña vuelta que vio a alguien en la playa, una persona que ocultaba parcialmente su rostro por culpa de la capucha que llevaba puesta y la luz de la luna que solo iluminaba ésta parte de las sudaderas. Sus mejillas se encendieron aunque no se podía apreciar su color, pero ella lo sabía pues le quemaban prácticamente.
Caminó prácticamente a zancadas hasta la orilla y se sacudió el pelo con su mano dominante mientras miraba de reojo al repentino espectador que había tenido la desgracia de ver a una bailarina aprendiz hacer el ridículo sobre aquel escenario acuático.
Lo peor era cuando no sabía si decir algo, un buenas noches, o simplemente salir corriendo como si nadie hubiese visto nada, así que se quedó allí, intentando reconocer a la persona que tenía delante mientras se deshacía de todo el agua que cubría su cuerpo.
Dio una pequeña vuelta sobre su pie izquierdo, como danzando sobre el agua, con los ojos cerrados mientras disfrutaba del refrescante chapuzón que acababa de darse mientras las gotas de agua caían de sus cabellos y su ropa, pegada prácticamente a su figura, ondeaba con cada movimiento.
No fue hasta que dio otra pequeña vuelta que vio a alguien en la playa, una persona que ocultaba parcialmente su rostro por culpa de la capucha que llevaba puesta y la luz de la luna que solo iluminaba ésta parte de las sudaderas. Sus mejillas se encendieron aunque no se podía apreciar su color, pero ella lo sabía pues le quemaban prácticamente.
Caminó prácticamente a zancadas hasta la orilla y se sacudió el pelo con su mano dominante mientras miraba de reojo al repentino espectador que había tenido la desgracia de ver a una bailarina aprendiz hacer el ridículo sobre aquel escenario acuático.
Lo peor era cuando no sabía si decir algo, un buenas noches, o simplemente salir corriendo como si nadie hubiese visto nada, así que se quedó allí, intentando reconocer a la persona que tenía delante mientras se deshacía de todo el agua que cubría su cuerpo.