25/05/2017, 19:05
Eri miraba perpleja al joven de cabellos claros que se había sentado a su lado tranquilamente y que ahora relataba su versión de los hechos donde ningún cachorro era asesinado por la tabla que había osado poner una astilla encima de sus pies por lo cual Gouna-sama no les exiliaría y podrían seguir en su villa.
Y lo que siguió a continuación no fue otra cosa que una sonora carcajada proveniente de la garganta de Eri, que reía y reía sin parar con los ojos cerrados, un par de lágrimas se escapaban por entre sus ojos que no se preocupaba en ocultar y sus cortos brazos fueron a parar en su estómago, incapaz de contener la risa.
Sin embargo, tras unos segundos el sonido fue aminorando, hasta que al final la joven, con una mano sujetándose aun el estómago y con la otra limpiándose las lágrimas; miró al chico con una sonrisa en los labios.
— Eres el mejor Nabi-kun, de verdad. — Aquello lo dijo de todo corazón, sus palabras habían hecho que su preocupación disminuyese a niveles ínfimos, sin saber si lo decía de verdad en serio o bien lo decía en broma para tranquilizarla. Suspiró notando que ya no podía reír más y se retiró los cubitos de hielo que reposaban aun en su pie, ya no tan hinchado como antes.
Una vez el pie estuvo seco, se colocó su bota ninja con delicadeza y miró de nuevo al rubio con ojos suplicantes:
— ¿Me ayudas a levantarme? Tengo miedo de hacerlo mal y caerme o algo, ahora que los cachorritos están a salvo debemos continuar con el trabajo y acabar pronto para que ningún perrito se encuentre en problemas nunca jamás.
Y lo que siguió a continuación no fue otra cosa que una sonora carcajada proveniente de la garganta de Eri, que reía y reía sin parar con los ojos cerrados, un par de lágrimas se escapaban por entre sus ojos que no se preocupaba en ocultar y sus cortos brazos fueron a parar en su estómago, incapaz de contener la risa.
Sin embargo, tras unos segundos el sonido fue aminorando, hasta que al final la joven, con una mano sujetándose aun el estómago y con la otra limpiándose las lágrimas; miró al chico con una sonrisa en los labios.
— Eres el mejor Nabi-kun, de verdad. — Aquello lo dijo de todo corazón, sus palabras habían hecho que su preocupación disminuyese a niveles ínfimos, sin saber si lo decía de verdad en serio o bien lo decía en broma para tranquilizarla. Suspiró notando que ya no podía reír más y se retiró los cubitos de hielo que reposaban aun en su pie, ya no tan hinchado como antes.
Una vez el pie estuvo seco, se colocó su bota ninja con delicadeza y miró de nuevo al rubio con ojos suplicantes:
— ¿Me ayudas a levantarme? Tengo miedo de hacerlo mal y caerme o algo, ahora que los cachorritos están a salvo debemos continuar con el trabajo y acabar pronto para que ningún perrito se encuentre en problemas nunca jamás.